«Pero hoy que todo ha terminado, ahora que no queda más
que el polvo. De tanto mal, de tanto bien… Ahora puedo contar su extraña
aventura.»
(Alain FOURNIER, pseudónimo
literario de Henri Alban Fournier; La Chapelle-d'Angillon,
Cher, Francia,
3 de octubre de 1886 – Muerto en combate cerca de Verdún,
Lorena, Mosa –restos encontrados en 1991 en una fosa común alemana y enterrados
hoy en el Cementerio Militar de Saint-Remy la Calonne-,
22 de
septiembre de 1914. Le Grand
Meaulnes -El gran Meaulnes-, 1913.)
Por
más ríos de tinta que hagan correr los guardianes
mediáticos y políticos de las esencias del sistema para aclararnos que, en
el fondo, no pasa nada y seguimos en el
mejor de los mundos posibles... Por más gritos airados o más quejas
impotentes que salgan de las gargantas confusas y quebradas de quienes siempre
pierden... Nos falta distancia para poder contar con claridad y verosimilitud
la historia del aquí y del ahora.
¿Estamos
en un fin de ciclo?... Probablemente. Pero, ¿de qué?, ¿del sistema de explotación y consumo devastador de recursos naturales y
humanos o de las concesiones que,
para su desarrollo sin mayores conflictos, se habían hecho a la generalización de cierto nivel de bienestar?.
Y,
en cualquier caso, ¿qué nos espera?... ¿Un nuevo sistema que recupere la igualdad como fuente de cohesión social a la que se deben
adecuar las condiciones tecnológicas y
económicas del presente o, más bien, a la instauración de un postcapitalismo sin máscaras, definitivamente
asentado, sin intermediaciones políticas
ni normativas, sobre la voluntad del (económicamente) más fuerte?.
Nacho Fernández del Castro, 19 de Febrero de 2013
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