lunes, 4 de febrero de 2013

Pensamiento del Día, 4-2-2013



«Era verano, la vida se expandía con los rayos del sol. Podíamos bañarnos arriba, lavar la ropa a la sombra del melocotonero y planchar bajo la brisa y el porche trasero. La casa parecía más alta, más amplia, más bonita. Las estufas se guardaban en el depósito de carbón y las mesas se cubrían de flores.»
 
 (Jetta CARLETON; Holden, Missouri, Estados Unidos, 1913 - Santa Fe, New Mexico, 1999.  
The Moonflower Vine –Cuatro hermanas-, 1962 -2009 para la edición en castellano-.)
Con alegría estival, hay gente que siempre está dispuesta a sentirse en el mejor de los mundos posibles... No importa que desahucien a parte de la vecindad porque, al fin y al cabo, podrán gozar de la ventura de la noche al fresco y sin ataduras... No importa que la gente se quede sin trabajo porque, gracias a ello, podrá realizar su particular práctica del lafargueano elogio de la pereza... No importa la miseria del mundo económicamente subdesarrollado y desarrollante ni la precarización de la vida en el económicamente desarrollado y subdesarrollante porque, con y desde ellas, la humanidad entera se hará más fuerte...

Y no, no estamos hablando del disfrute de los placeres sencillos que nos ofrece la vida o del gozo  que siempre podemos escarbar en lo inmediato cotidiano... Hablamos de quienes, por sumisión o por interés, se han hecho especialistas en tornar el mal real en bien discursivo, virtual, imaginario.

Nos gusta gozar, sin coste adicional, del aire libre en la calidez de un verano lleno de soles prudentes, brisas acariciantes y olorosas flores silvestres...

Pero no podemos soportar que alguien, por muy Secretaria de Estado de Empleo que sea y mucho gracejo sureño que tenga en la voz, nos diga que unos miles de parados nuevos “mantienen, un mes más, la tendencia de ralentización del ritmo de aumento del paro registrado, dentro del actual contexto de recesión económica”... Porque los eufemismos sólo son tolerables (que no deseables) cuando no se tornan en descarados subterfugios con inequívoca tendencia a la mendacidad.
Nacho Fernández del Castro, 4 de Febrero de 2013

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