«A veces la parte más difícil
de mi trabajo es el constante recuerdo
del hecho que todos estamos tratando
con tanta intensidad de ignorar: estamos aquí temporalmente... La vida es nuestra tan sólo en préstamo.»
(Sue Taylor
GRAFTON; Louisville, Kentucky, Estados Unidos, 24 de abril de 1940.
Kinsey Millhone refiriéndose a su continuas
investigaciones de asesinatos en "K"
Is for Killer –K de Kinsey-, 1994
-1995 para la edición en castellano-.)

En cualquier caso, los recientes clamores
del Fondo Monetario Internacional y,
en general, del neoliberalismo rampante
(con el ministro japonés de finanzas, como adalid) que sitúan la longevidad como el mayor riesgo de las sociedades económicamente desarrolladas,
parecen los primeros síntomas de que la hipótesis literaria de Saramago es cruelmente
real: dentro de una sociedad “excesivamente”
longeva las viejas solidaridades
(no digamos ya el respeto) con las personas ancianas del lugar, desaparecen
hasta del recuerdo, porque la ciudadanía
reconocible y respetable exige
una legitimación productiva y, sobre todo, a través del consumo en los mercados privados.
La llamada tercera edad que sólo consume bienes
públicos es un lastre que las nuevas sociedades
del malestar no se pueden permitir.
Nacho Fernández del Castro,
11 de Mayo de 2013
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