jueves, 16 de mayo de 2013

Pensamiento del Día, 16-5-2013



«—¿Cómo interpreta movimientos como el Occupy Wall Street, 15-M en España, y otras movilizaciones que proliferan?.
—Manifestarse y ocupar es importante, pero hay que hacer nuestra ciudadanía, nuestra economía. Me gusta la palabra make en inglés por ese significado de hacer algo material. No basta con que uno pague sus impuestos y consuma los beneficios de ser ciudadano. Delegamos en los legisladores, en el ejecutivo, cosas que no deberíamos haber delegado, igual que el ejecutivo delegó en el sistema financiero. Hay que entender el sistema financiero, igual que la tecnología…; todo se ha privatizado.»
(Saskia SASSEN; La Haya, Holanda, Países Bajos, 5 de enero de1949;  Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2013. “Entrevista: Los gobiernos podían haber hecho mejor sus deberes”, realizada por Marta Ricart Gabriel para Magazine, 21-12-2012.)
Cuando hasta los derechos individuales que creíamos más intocables, más esenciales a la propia condición moderna de ser humano (como la salud o la educación), se devalúan  y privatizan en aras de la protección y fortalecimiento de los derechos del capital global, ¿qué menos se puede hacer que gritar para denunciarlo y hacerlo, precisamente, desde los espacios públicos usurpados, ante las mismas narices de los grandes usurpadores?...
Menos, en efecto, sólo cabe la sumisión callada, la aceptación mansa del oprobio globalizado como una adversidad más de la fortuna.
Por eso es importante estar en las calles y plazas dando público testimonio de la injusticia planificada de una crisis que es estafa. Y, sin embargo, no basta... No bastan ya las palabras, por altas e ingeniosas que sean; no bastan los símbolos, por hermosos y solidarios que parezcan.
Es hora de hacer, de rehacer las condiciones materiales de un sujeto colectivo capaz de desarrollar una lógica de la acción que impida, desbordando esa nueva “legalidad” que sólo protege a los poderosos, el desmantelamiento definitivo de los últimos reductos de humanidad: el acceso a un techo, al conocimiento o a la salud en condiciones universales de igualdad.
Se trata de retrotraer nuestra ciudadanía, ni más ni menos, a la propia capacidad para hacerla materialmente efectiva, negándonos a reducirla a los actos de consumo tal y como pretenden los mercados, incluyendo el consumo periódico de merchandising político en el mercado de las urnas.
Nacho Fernández del Castro, 16 de Mayo de 2013

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