«—Le diré algo más, comisario. El Estado
griego es la única mafia del mundo que ha ido a la quiebra. Todas las demás
evolucionan y prosperan.»
(Petros MÁRKARIS; Estambul, Turquía, 1 de enero de 1937. Yerásimos
Nadioris, el Recaudador Nacional, al comisario Kostas Jaritos, mientras
abandona la sala de interrogatorios tras confesar su culpabilidad, en Περαίωση, Pereosi –Liquidación final-, 2011 -2012 para la edición en castellano-.)
El mundo entero parece, aquí y ahora, un negocio mafioso en quiebra... Lejos de evolucionar
y prosperar, involuciona y decae en medio
de los que son públicamente considerados dislates de los testaferros políticos de los amos
del mundo, prestos a velar sólo por los intereses de éstos.
Ahora quiern hacerlo además, como las
mejores mafias, sin molestos
testigos... Y por eso no dudan en detener fotógrafos de prensa que simplemente
registran “esforzadas actuaciones de los servidores
del orden” frente a manifestaciones que sólo buscan perturbar la paz social.
De todos modos, las preguntas son
inevitables... ¿De qué orden son servidores quienes son legitimados para un uso brutal de las porras
(y, más tarde, de las togas)?... ¿Qué
paz social cabe ya es esta sociedad que recorta derechos universales para garantizar beneficios particulares, mientras promociona la vida precarizada de los más para la segura
ganancia de los menos?... ¿Qué
problema hay en que el ejercicio legítimo
de la violencia como garante de la
convivencia quede reflejado como un elemento de ejemplaridad pública (o, incluso, de advertencia y escarmiento
para quienes aún sienten la tentación de
la revuelta)?.
Nacho Fernández del Castro,
23 de Mayo de 2013
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