martes, 11 de septiembre de 2012

Pensamiento del Día, 11-9-2012



«¿Para qué sirve la utopía?.
Ella está en el horizonte
dice Fernando Birri—.
Me acerco dos pasos
y ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos
y el horizonte se corre
diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine
nunca la alcanzaré.
¿¿Para qué sirve la utopía?.
Para eso sirve: para caminar
(Eduardo Germán María Hughes GALEANO; Montevideo, Uruguay, 3 de septiembre de 1940. “Utopía” en El libro de los abrazos, 1989.)
Hoy, como ayer, más que nunca, cuando las resistencias de transustancian en sumisión y el antiguo sentido colectivo de quienes siempre pierden se quiebra en subjetividades sectarias, se revaloriza el valor positivo de la utopía.
Ese u-topos, no-where, no lugar que aún somos capaces de imaginar como un paraíso de igualdad, fraternidad y libertad, en el que incluso los inevitables desmanes del ego humano se verán diluidos en la marea universal de miles de egos con voluntad común, tiene un evidente valor negativo, del que parte: la negación del presente por sus ingentes desigualdades, por sus flagrantes injusticias, por sus innumerables opresiones, por su fomento de un egoísmo sin límites...
Y, desde ahí, desde luego podemos ensayar pasos compartidos hacia otras formas de ser y vivir, hacia otras sociedades ahistóricas y, más que probablemente, imposibles.
Pero, el truco, el valor de la utopía no está ahí, en el diseño de esas sociedades ideales y perfectas, sino en el hecho de que su existencia nos permite e impulsa para que nos movamos, para que hagamos la crítica constante del hoy en busca de un mañana mejor para cada ser humano. La utopía es, aquí y ahora, en la sociedad del control global, casi lo único que nos queda para alentar la residual disidencia y resistencia. Porque ya casi sólo nos dejan imaginar otros mundos posibles... ¡Hagámoslo mientras aún podamos!. De lo contrario, mañana no nos quedará ni eso.
Nacho Fernández del Castro, 11 de Septiembre de 2012

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