«Esa noche
torcí una oscura calle adyacente
por la esquina.
Se extendió entonces la sombra
en mi brazo.
Esta prenda cansada
quería ser llevada
y el color Nada se dirigió a mí:
¡Tú estás más allá!.»
torcí una oscura calle adyacente
por la esquina.
Se extendió entonces la sombra
en mi brazo.
Esta prenda cansada
quería ser llevada
y el color Nada se dirigió a mí:
¡Tú estás más allá!.»
(Nelly SACHS; Schöneberg,
Alemania, 10 de diciembre de 1891 – Estocolmo, Suecia, 12 de mayo de 1970. Zeichen
im Sand –Señales en la arena-, 1962.)
En cualquier esquina, aquí y ahora, acechan,
sobre cualquiera (que no pertenezca a las castas
bancaria, política o de los amos) sombras tenebrosas que pueden fijarse en
nuestra piel como estigmas de precariedad
y oprobio... Nadie está a salvo porque unas pocas bocas poderosas mandan y
ordenan, porque otros pocos oídos serviles escuchan atentamente para que sus
manos ejecuten las órdenes y cobren su salario
de sangre, porque bastantes cerebros
bien pensantes se acercan al encefalograma
plano de la sumisión silente
mientras “van tirando” en una incesante pérdida de dignidad, porque muchos gritos de rebeldía se ahogan en las
gargantas antes de poder levantar su indignada
miseria contra las órdenes del amo...
Y
el mundo sigue rodando bajo una proliferación ya insoportable de la desigualdad, con una devastación planificada de los derechos
más elementales, hacia el nuevo orden timocrático
que borra toda la modernidad de un plumazo...
¿Podemos
seguir considerándonos más allá de
todo esto?.
Nacho Fernández del Castro, 19 de Septiembre de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario