sábado, 8 de septiembre de 2012

Pensamiento del Día, 8-9-2012



«...La tristeza de aquel momento en el corazón de un París a un tiempo extranjero e íntimo me dolía y aquel dolor era una forma de felicidad.»
 (Ramón José SENDER GARCÉS; Chalamera, Huesca, 3 de febrero de 1901 - San Diego, Estados Unidos, 
16 de enero de 1982. Rafael Parga, narrador-protagonista de la historia de La luna de los perros, 1962.)
Hay tiempos y lugares capaces de mostrarnos una esencia que se torna a la vez extraña y propia, íntima y lejana... Son tiempos y lugares que nos sumen en una tristeza doliente que acaba por derivar, repetida, en una paradójica forma de felicidad nostálgica.
Eso ocurre con la sorprendente secularización que transmuta, año a año, la pía celebración de la Virgen de Covadonga en exaltación político-sentimental de la asturianía (bueno, supongo que a los extremeños les sucede igual en este día con su Virgen de Guadalupe)...
A cuantos nos duele este momento de tremendas injusticias y desigualdades sin parangón, estos tiempos de gobernantes que hacen mofa y befa de la democracia, esta tierra tan hermosa como esterilizada y pasteurizada por los dictados del nuevo (des)orden global, nos invade, inevitablemente, esa triste felicidad ante el aquí y el ahora de patriarcas religiosos diciendo que donarán parte de su sueldo a sus propias instituciones de caridad para beneficio de los que más sufren la crisis y de políticos cantando las excelencias de los emprendedores mientras recortan poniendo cara compungida todo lo que es de todos (no tanto sus chiringuitos, aquellos inventos del poder que acabarán por refugiar a quienes los han creado)... Bueno, al menos aquí no nos peleamos por un Eurovegas cualquiera u otros complejos del ocio más impúdico y aberrante.
Pero el caso es que, sí, nos invade esa tristeza feliz... ¿Será simple nostalgia?... Y, ¿de qué?.
Nacho Fernández del Castro, 8 de Septiembre de 2012

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