martes, 18 de septiembre de 2012

Pensamiento del Día, 18-9-2012



«A través del control de los medios de comunicación, televisiones, radios, prensa, se propone a las nuevas generaciones el modelo de los nuevos héroes capaces de ganar dinero y alzarse a la categoría de los que disfrutan de esta sociedad de mercado.
A la juventud tan pronto se le proponen como arquetipos condotieros mafiosos –véase Mario Conde- fabulosamente enriquecidos de la noche a la mañana y también de la mañana a la noche, ángeles caídos, como héroes de un día, tal los Ronaldos, receptores de sumas fabulosas hoy, que empiezan como deportistas, camino, si por fortuna no fracasan, de terminar como hombres de negocios.
Al lado de estos héroes, el trabajo fecundo y silencioso del investigador, el científico, el enseñante, el obrero, que no se ponen como objetivo el enriquecimiento parece deleznable.
Para el sistema, la corrupción es mucho más fructífera que la hoguera, que la tortura, que las prisiones. Aunque todavía pueden subsistir, en reserva, la tortura y las prisiones por si fuera menester.»
 (Santiago José CARRILLO SOLARES; Gijón, 18 de enero de 1915 - Madrid, 18 de septiembre de 2012.  
Final de “Disidentes, heterodoxos y marginados en la Historia” en el libro colectivo del mismo título, 1998.)
Hoy ha dejado este mundo quien fuera controvertido patriarca de un modo de entender la “política de izquierdas”: como férreo control por el aparato de una unidad impuesta desde cúpulas infalibles... La derecha ultramontana siempre le afeó sus oscuras responsabilidades en alguna de las inútiles e inhumanas matanzas sumarias y colectivas de civiles en la contienda contra los alzados; la izquierda real le reprochó primero ese férreo control burocrático de los más beneméritos y voluntariosos defensores de la igualdad, más tarde su artera y personalista participación decisiva en la consolidación de esta pseudemocracia monárquica y, por último, su contribución al desmantelamiento de esa izquierda real (siquiera como posibilidad) mientras incorporaba un nuevo personaje mediático de “abuelito sensato y socarronamente racionalista”.
A esta fase corresponde su lúcido análisis de la consagración mediática de los nuevos héroes de la sociedad de mercado en los tiempos de la globalización (truhanes, correveidiles, parásitos televisivos y deportistas enriquecidos que se tornan empresarios) para ejemplo de una juventud que, ante tales modelos de heroicidad, habrán de rechazar la probidad silente que sólo busca la ejemplaridad en la pericia aplicada a la propia tarea.
No fue, desde luego y en cualquier caso, Santiago Carrillo un buen representante de esa probidad silente, pues siempre mantuvo un tono por encima de la media para hacerse oír y proyectó a su alrededor un sinfín de sombras... Pero, de todos modos, la sensatez y gracia del tono de sus discursos postreros debe ser bienvenida. Y quienes, con él, nunca creímos en premios ultramundanos ni castigos eternos (más allá de los que Gallardón trata de colar en el nuevo Código Penal), sabemos que, al menos, ha encontrado definitivamente la paz... O sea, el silencio, la nada.
Nacho Fernández del Castro, 18 de Septiembre de 2012

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