«—¿Te acuerdas del doctor North? —preguntó Anna.
—Pues claro.
—Va a instalar una
especie de centro de asistencia matrimonial, algo mitad oficial y mitad
privado. Dice que las tres cuartas partes de los pacientes que van a quejársele
de dolores y molestias, en el fondo no tienen
más que dificultades matrimoniales.
—Y tú vas a darles
buenos consejos.
—Algo parecido.
También quiero hacerme miembro del Partido laborista y dar una clase dos noches
a la semana para chicos delincuentes.
—O sea que las dos
vamos a integrarnos, de la forma más
radical, en el estilo de vida británico.
—He tenido mucho
cuidado en evitar ese tono.
—Tienes razón; es
que la idea de hacer de asistenta matrimonial...
—Sirvo mucho para
los matrimonios de los otros.
—iOh, sí! Desde
luego. Bueno, quizás un día me encuentres a mí al otro lado de la mesa del
consultorio.
—Lo dudo.
—Yo también. No
hay nada mejor que conocer las medidas exactas de la cama en que te vas a
meter. —Enojada consigo misma, con sus manos retorciéndose por la irritación,
Molly hizo una mueca y añadió—: Eres muy mala influencia, Anna. Estaba
perfectamente resignada a ello hasta que has entrado tú. La verdad es que creo
que nos llevaremos muy bien.
—No sé por qué no.
Hubo un corto silencio, que Molly rompió al exclamar:
—Qué curioso es
todo, ¿verdad, Anna?.
—Muchísimo.
Al cabo de muy poco, Anna dijo que tenía que volver
junto a Janet, pues ya habría regresado del cine, adonde había ido con una
amiga.
Las dos mujeres se besaron y se separaron.»
(Doris
LESSING, Doris May TAYLER de soltera; Premio
Príncipe de Asturias de las Letras 2001,
Premio Nobel de Literatura 2007;
Kermanshah, Persia –hoy Irán-, 22 de octubre de 1919 −
Londres, Reino Unido, 17
de noviembre de 2013. Final de The Golden Notebook –El cuaderno dorado-, 1962 -1979 para la primera edición en
castellano-.)
Pero resulta que su pesimismo positivo, ese “no
ser tanto pesimista como consciente de que el mundo es pésimo” que diría su
colega de oficio, honores y disidencias Saramago, fue dejando un rastro
indeleble desde su pentalogía Hijos de la violencia (The
Children of Violence series, 1952-1969) hasta una larga sucesión de gritos
paradójicos, desgarrados y serenos a un tiempo, como Instrucciones para un descenso
al infierno (Briefing for a Descent into Hell,
1971), Memorias
de una superviviente
(Memoirs of a Survivor,
1974) o La buena terrorista (The Good Terrorist, 1985)... Gritos, en fin, que sólo apuntalaban la lúcida
y firme voluntad de ser afán de libertad y justicia frente a un mundo opresivo
e injusto, pero siempre desde él... Apostando por la experimentación psicoliteraria frente al
mero exabrupto, por la
fuerza de la belleza rebelde frente
al poder de las sombras... Sin vanos aspavientos ni adscripciones forzadas.
Nacho Fernández del Castro,
17 de Noviembre de 2013
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