«Esto era la libertad. La libertad consistía en perder toda
esperanza.»
(Charles Michael, Chuck, PALAHNIUK; Pasco, Washington, Estados Unidos, 21 de febrero de 1962.
Fight Club –El cdlub de la lucha-, 1996 –1999 para la primera edición en castellano-.)
En un lugar, aquí y ahora, donde un tartazo
en la cara de una política vale dos años de cárcel mientras la violencia
desmesurada y consciente de la policía (aún cuando se reconozca su posible
exceso por un tribunal) no vale condena alguna, donde los pequeños robos de
gentes condenadas a la condición de lumpen suponen la entrada en una espiral de
encarcelamientos sucesivos mientras los grandes delincuentes financieros campan
a sus anchas y los “defensores del orden”
proclives a la desmesura represiva (aún cuando sean condenados en firme por algún
tribunal despistado) encontrarán siempre el comprensiva complicidad del indulto
por parte de una casta política a
cuyos intereses particulares (y “transferidos”) sirven como eficaces esbirros,
¿qué esperanza cabe?.
Todas
las industrias culturales (desde la
prensa hasta el cine de masas), diestramente controladas por el poder económico transnacional (tras una
pátina de apariencia díscola) se ocupan afanosamente de generar un imaginario colectivo que derive comportamientos de sumisión aprendida y criminalización
social de la rebeldía... Pero,
claro, el oprobio es tanto, la voluntad de rapiña final con la que los
poderosos tratan de convertir en negocio
los últimos reductos de lo común (dejando
a crecientes masas de población en la más inhóspita de las intemperies) es tan
descarnada, que la opresión simbólica
no basta.
Y
vuelven las porras y las togas
actuando contra el pueblo al que dicen defender... Para eso, más allá del
denostado José Ignacio Wert Ortega, están Alberto Ruíz-Gallardón Jiménez y Jorge
Fernández Díaz... Ahora parece que van a modificar el anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana (¿?) rebajando la cuantía
de las multas... Como si fuera ese el problema y no el concepto.
Ese
entramado normativo-represivo que va configurando su idea de libertad (la de los eternos amos) como pérdida de toda esperanza (para esos súbditos que, precarizados, ya ni
podemos practicar siquiera el “libre consumo” en los mercados).
Nacho Fernández del Castro,
29 de Noviembre de 2013
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