jueves, 21 de noviembre de 2013

Pensamiento del Día, 21-11-2013



«Al celebrar el Día Mundial de la Filosofía, la UNESCO se propone reafirmar que la filosofía tiene el poder de cambiar el mundo, pues está dotada de esa capacidad de transformarnos, dando mayor peso a nuestras indignaciones ante la injusticia, más lucidez para formular las preguntas que incomodan, más convicción para defender la dignidad humana.»
 (Irina Georgieva BOKOVA, Directora General de la UNESCO elegida el 22 de Septiembre de 2009; 
Sofía, Bulgaria, 12 de julio de 1952. Recogiendo aquí y ahora el espíritu de la propuesta para la  
Proclamación de un Día Mundial de la Filosofía, sometida a la aprobación de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, para que se diese oficialidad al que ya se venía celebrando el tercer jueves de cada mes Noviembre desde 2002,  
29 de julio de 2005.)
Lo dice la UNESCO recogiendo lo mejor de la tradición filosófica más prístina, aquella que considera ese “amor a la sabiduría” de la etimología del término como una herramienta, ante todo y sobre todo, que debe impregnar la forma de ser y estar en el mundo facilitando el permanente impulso crítico de la sociedad en la que se vive... Es decir, un pensar bien para una vida (universalmente) buena, frente al bien pensar (anclado en las convenciones) para que unos pocos se puedan seguir dedicando a la buena vida.
¿Cómo va a gustar esto al ministro José Ignacio Wert, tan profesionalmente voluntarioso a la hora de “cocinar” encuestas al servicio de los intereses de quienes se las encargasen (y pudiesen pagar)?.
¿Cómo va a gustar esto al ministro Jorge Fernández, tan normativamente volcado en la confección de una llamada Ley de Seguridad Ciudadana que criminalice toda resistencia y disidencia, retrotrayéndonos a los tiempos del difunto Caudillo de todas las Españas con su “Ley de Vagos y Maleantes”, hoy “perroflautas e insumisos, en general”?.
¿Cómo va a gustarle  esto al Presidente del Gobierno del eterno “shhhh, verá usté...”?.
Todos ellos han superado brutalmente el viejo chiste de Forges en el que un policía, talonario de multas en mano, rellenaba la infracción de un ciudadano a la vez que le mostraba una señal de “prohibido pensar” que coincidía exactamente con su gesto...
¿Cómo van a querer quienes viven una vida tan cómoda apostar por algo que “da más peso a nuestras indignaciones ante la injusticia”, que aporta “más lucidez para realizar las preguntas que acabarán por incomodarles”, que contribuye a dar “más lucidez a la defensa universal de la dignidad humana”, y que, en consecuencia, “pretende transformarlo todo y transformar a todos” (¡con lo confortables que están) para “cambiar el mundo” (con lo bien que va)?.
Bien cierto es que una parte nada desdeñable del profesorado de Filosofía (tanto de las enseñanzas obligatorias como de las superiores) se ha dedicado a sacarse brillo a sí mismo y ahondar en logomaquias autorreferentes (y ajenas al mundo), traicionando ese espíritu vital y crítico... Pero, ¿qué quieren?, las potencialidades de ese “amor al saber” siguen intactas, así que Wert se apresura a recortar tres cuartas partes de su presencia disciplinar en las enseñanzas obligatorias... Y ¡confiemos en que, en la tramitación parlamentaria de la Ley de Seguridad Ciudadana, no se acepte alguna enmienda que introduzca nuevos artículos para sancionar, con carácter general, cualquier tipo de pensamiento, con multas que alcanzarán su máxima cuantía cuando se trate de pensamientos críticos con los amos del mundo o sus testaferros (que crean la norma)1.
Y eso que somos miembros de la UNESCO...
Nacho Fernández del Castro, 21 de Noviembre de 2013

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