lunes, 13 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 13-2-2012

«No obstante, volviendo a la publicidad de las residencias privadas de Norteamérica: ¿No quiere usted que su ser querido o sus seres queridos vivan tanto tiempo como sea posible?... ¿Y rodeados de la mayor comodidad que usted pueda permitirse comprar?... ¿O incluso que no pueda permitirse del todo?.»
 (Patricia HIGHSMITH; Fort Worth, Texas, 19 de enero de 1921 - Locarno, Suiza, 4 de febrero de 1995. 
 “Nadie ve el final” en Catástrofes, 1987.)
El capitalismo globalizado ha logrado hacer un negocio de todo... Por ejemplo, la muerte. Y no podía ser de otro modo: cuando los países económicamente desarrollados (y subdesarrollantes) extienden su esperanza de vida (no siempre, su calidad de vida) y merman sus índices de natalidad hasta alcanzar el decrecimiento vegetativo, hay que rastrear el negocio en “quienes van a morir”... Ahora, los ancianos, con su vida prolongada hasta la extenuación sin que la sociedad les tenga más respeto ni les preste más atención de la que merezcan como potenciales consumidores y clientes, no vale ya que, en su condición socialmente marginal, se sirvan del viejo trámite del circo romano de una muerte con raudo (y sangriento) espectáculo... La muerte ha de ser parsimoniosa y silente para favorecer el negocio. Y es que la llamada globalización no es sólo “mundialización” de la actividad económica; es , sobre todo y ante todo, conversión de cada momento y aspecto de la vida como negocio. Y así se transforma la definición misma de la vida: vida es todo aquello que es susceptible de ser transformado en un acto de consumo, es decir en un negocio.
Nacho Fernández del Castro, 13 de Febrero de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario