martes, 7 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 7-2-2012 (tras la muerte de Antoni Tàpies)


«Si he llegado a hacer cuadros sólo con gris, es en parte por la reacción que tuve frente al colorismo que caracterizaba el arte de la generación anterior a la mía, una pintura en la que se utilizaban mucho los colores primarios. El hecho de estar rodeado continuamente por el impacto de la publicidad y las señalizaciones características de nuestra sociedad también me llevó a buscar un color más interiorizado, lo que podría definirse como la penumbra, la luz de los sueños y de nuestro mundo interior. El color marrón se relaciona con una filosofía muy ligada al franciscanismo, con el hábito de los frailes franciscanos. Hay una tendencia a buscar lo que dicen los colores alegres: el rojo, el amarillo; pero en cambio para mí, los colores grises y marrones son más interiores, están más relacionados con el mundo filosófico.»
 (Antoni TÀPIES I PUIG, marqués de Tàpies; Barcelona, 13 de diciembre de 1923 -  6 de febrero de 2012. Folleto de la exposición Comunicación sobre el muro, Fundación Tàpies, Barcelona, 1992.)
Hartos de los colores de la “alegría oficial”, de los neones publicitarios con sus vanas promesas de felicidad, de las luminarias chillonas de tanta ceremonia de la confusión, del brillo superficial de lo intranscendente y de la apariencia, la tentación del gris y del pardo como refugio de la mirada en un interior confortable (o, al menos, confrontado con realidades más auténticas) es casi inevitable... Tàpies así lo sintió, con su rara mística de lo inmanente, e hizo un poco menos ásperos nuestros muros, como su propio apellido, menos altos e inexpugnables, más terrenales en su afán por explorar el temblor de la materia como posibilidad abierta de asombro en la mirada, en cada mirada. Sencilla filosofía de lo material para estos tiempos confusos y alborotados.
Nacho Fernández del Castro, 7 de Febrero de 2012

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