domingo, 5 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 5-2-2012

«Quizá me equivoque, pero tengo por seguro que se puede conocer a un hombre por su modo de reír: si la risa de un desconocido nos resulta simpática, podemos afirmar que aquel hombre es bueno.»
 (Fiódor Mijáilovich DOSTOYEVSKI; Moscú, 11 de noviembre 1821 - San Petersburgo, 9 de febrero 1881. Memorias de la casa de los muertos, 1862.)
Es difícil conocer a quienes nos rodean, incluso a las personas más cercanas y de trato cotidiano... Afortunadamente, los seres humanos no suelen perder la capacidad de sorprendernos. Y, por eso, debemos acudir a signos externos para valorarlos.
La risa, la capacidad para reírse del mundo y de uno mismo suele ser un buen síntoma... No es que el reírse de todo nos garantice la bondad del riente (en realidad, la bondad o maldad de la gente es una categoría moral y por tanto, como diría cualquier marxista ortodoxo, mermente superestructural, simple reflejo legitimador en la conciencia de las propias condiciones materiales de la existencia), pero sí es una orientación útil para “saber a qué atenernos” la que aconseja desconfiar de quien sea incapaz de tomar la suficiente distancia con respecto al mundo y a sí mismo como para poder reírse... La incapacidad para la sorna y el sarcasmo suele aparejar una pérdida de cualquier deseo de sorpresas (de sorprender y de sorprenderse) y asentarse sobre una preocupación algo enfermiza por el bien propio. Y, ¿puede considerarse esa la mejor carta de presentación para una amistad?.
Nacho Fernández del Castro, 5 de Febrero de 2012

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