sábado, 25 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 25-2-2012


«Correr siempre ha sido muy importante en nuestra familia, sobre todo para escapar de la policía

(Alan SILLITOE; Nottingham, Inglaterra, 4 de marzo de 1928 – Londres, 25 de abril de 2010.  

The Loneliness of the Long Distance Runner -La soledad del corredor de fondo-, 1959 –versión cinematográfica de Tony Richardson en 1962-.)

En estos tiempos en los que vuelven las porras, en los que se criminaliza adolescentes que pasan frío en las aulas y demasiado pacíficos activistas del 15-M helados por esta sociedad podrida, conviene volver a las carreras de fondo... Sí, ya sé que la velocidad y el medio fondo son los grandes espectáculos del atletismo moderno, pero, igual que los atletas van aumentando sus “distancias propicias” según van cumpliendo años (ganando capacidad respiratoria y de sufrimiento, perdiendo masa y explosividad muscular), cuando uno tiene tras de sí a los modernos robocops exmaderos (antes grises), es mucho mejor ir ganando fondo y resistencia... Aunque sólo sea para que a uno no lo estampen contra un contenedor de basuras, lo inmovilicen contra el suelo con una rodilla clavada en el espinazo o, sin saber por qué, lo “inviten” a pasar la noche en un calabozo para someterlo luego a un juicio rápido (en realidad, sumarísimo y carente de las más elementales garantías) por alterar su orden público y mostrar poco entusiasmo a la hora de acatar el capricho de autoridades tan competentes en su nueva función represora (criminalización simbólica y disolución de las posibles tentaciones de rebeldía en su mejor disolvente, el miedo).
Así que no es, no será durante algún tiempo, buena esta hora para manifestar disidencias que nos tornen simbólicos criminales o nos exijan dejar de lado el miedo. Y, por ello, habremos de acostumbrarnos seguramente, para intentar hacerlo, a “la soledad del corredor de fondo”.
Pero días llegarán en los que la masa crítica del malestar tornará la soledad en multitud... Y, entonces, saltarán por los aires todos los miedos.
Nacho Fernández del Castro, 25 de Febrero de 2012

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