miércoles, 8 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 8-2-2012

«La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle. Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo.»
 (Maria MONTESSORI; Chiaravalle, Ancona, Italia, 31 de agosto de 1870 - 
Noordwijm Holanda, 6 de mayo de 1952. El Método Montessori, 1912.)
Cuando, animada por las administraciones de turno, la educación se convierte en un mero ritual recursivo por el cual (según palabras literales de altos y efímeros mandatarios educativos en antiguas tareas de inspección educativa) “sepamos en cada momento del curso que textos se estarán leyendo en cada aula de cualquier centro”, acabará por desviarse hacia otros ámbitos (no formales e informales) ajenos a la escuela... Y es que esos artefactos pseudopedagógicos que fuerzan el discurso educativo formal se convierten, de hecho, en un obstáculo tan insuperable para el desarrollo de verdaderos aprendizajes que la búsqueda de vías alternativas de escape es obligada.
La escuela, burocratizada hasta la extenuación por el poder, es ya incapaz de agitar la vida... Sólo queda en ella, olvidada ya toda pretensión emancipadora, el afán normalizador que garantice los mínimos conocimientos y las máximas sumisiones que los mercados (de trabajo y de consumo) demandan.
Pero el aprendizaje real exige, además del tan cacareado esfuerzo, buenas dosis de libertad en las que pueda crecer esa autonomía y ese juicio crítico de los que hablan (en vano) todos los proyectos educativos de centro. Y eso, desde luego, está ya muy lejos de la burda ceremonia, de la estandarización de tiempos, espacios y tareas en que hoy consiste la escuela.
Nacho Fernández del Castro, 8 de Febrero de 2012

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