viernes, 24 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 24-2-2012

«Si una cosa es verdad, es que la verdad del mundo social es un entramado de luchas: porque el mundo social es, por una parte representación y voluntad. [...] La representación del mundo social no es un dato o, lo que es equivalente, una grabación, un reflejo, sino el fruto de innumerables acciones de construcción que están siempre ya hechas y que siempre hay que rehacer
 (Pierre-Félix BOURDIEU; Denguin, 1 de agosto de 1930 – París, 23 de enero de 2002.  
Le Bal des célibataires. Crise de la société paysanne en Béarn 
-El baile de los solteros. Crisis de la sociedad campesina en Bearn-, 2002.)
El mundo social en el que nos movemos es, ante todo, un juego de representaciones en constante lucha... Y éstas no se imponen gratuitamente, como un todo dado que se refleja sin modificación en el imaginario y las acciones de cada cual, sino que, por el contrario, cada cual recibe un caos de representaciones en conflicto a partir del cual, en un proceso dialéctico ininterrumpido, irá rehaciendo, reconstruyendo su propio mundo.
Es evidente, que las distintas representaciones se enfrentan entre sí con fuerzas y ayudas nada simétricas ni equilibradas, en un sistema de dominio vinculado a otro juego, el de los intereses grupales. Ahí surgirán representaciones hegemónicas (blancas, adultas, masculinas, urbanas, heterosexuales,...) frente a otras que se irán constituyendo como representaciones de resistencia (de piel demasiado oscura, jóvenes o viejas, femeninas, rurales, homosexuales,...). Y, en esa lucha, se irán entrecruzando los hilos de mil matices particulares, resultantes a su vez de construcciones y reconstrucciones “subjetivas” anteriores, en una dinámica siempre más determinante (del percibir, del sentir, del hacer) que determinada (por alguna suerte de leyes inexorables).
Por eso, a los diez años de la muerte de Bourdieu, seguimos necesitando, necesitamos más que nunca, esos contrafuegos que proponía para mitigar el renacido ardor de las representaciones neoliberales, apoyadas por todo el aparato represivo y mediático, en tanto se reorganiza una resistencia representcional más colectiva y capaz de servir al tiempo que se anuncia.
Nacho Fernández del Castro, 24 de Febrero de 2012

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