viernes, 3 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 3-2-2012


«Amigos míos, retened lo que voy a deciros: no hay malas hierbas ni malos hombres, solo hay malos cultivadores.»
 (Victor-Marie HUGO; Besanzón, 26 de febrero de 1802 – París, 22 de mayo de 1885. Los miserables, 1862.)
Frecuentemente echamos la culpa de los deficientes resultados de nuestras labores “al empedrado” o, para ser más exactos, a la maldad intrínseca de las materias primas que recibimos para llevarlas a cabo o a los contextos lamentables en los que las tenemos que realizar... Agricultores avezados atribuyen las menguadas cosechas a multitud de plagas, malas hierbas invasoras, hongos nocivos o catástrofes climáticas... Profesorado experto justifica los fracasos de su alumnado en la deficiente preparación previa, en la carencia de interés y expectativas o en unos contextos socioculturales poco estimulantes...
Pero, ¿no es cierto que, para que quien se dedica a la agricultura pueda considerarse avezado, debe conocer, precisamente, las mejores estrategias para burlar esos nefastos aconteceres?... ¿No radica, en concreto, la condición de experto de quien ha de enseñar en la capacidad para superar esas limitaciones de partida?.
El saber hacer del profesional del campo o de la escuela consiste, por tanto, en una sutil mezcla de conocimiento e intuición puesta al servicio de la lucha contra supuestas esencias personales y naturales... Y quien no está dispuesto a trabajar cada día en la mejora de esa mezcla, vale muy poco para el oficio.
Nacho Fernández del Castro, 3 de Febrero de 2012

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