jueves, 23 de febrero de 2012

Pensamiento del Día, 23-2-2012

«Las multinacionales de las marcas pueden hablar de diversidad, pero el resultado visible de sus actos es un ejército de adolescentes clónicos que penetran, “uniformados” como dicen los fabricantes, en el centro comercial global. A pesar de adoptar la imaginería poliétnica, la globalización comercial no desea la diversidad; todo lo contrario. Sus enemigos son las costumbres nacionales, las marcas locales, y los gustos característicos de cada región.»
 (Naomi KLEIN; Montreal, Canadá, 8 de mayo de 1970. No logo: el poder de las marcas, 2000 
–publicado en castellano en 2002-.)
El consumo globalizado vende identidades desde una supuesta diversidad que, en último extremo, nos convierte en una mercancía más, clónica y homogénea... Hay, de hecho, mucha más pluralidad indumentaria o relacional en cualquier aldea perdida que en un masificado centro comercial al uso... En aquélla sigue funcionando el “cada cual es como es”, aunque todos puedan converger en el espíritu comunitario de una sestaferia; en este la trampa consumista acaba convirtiendo el “ser uno mismo” en razón puramente ornamental, en ser mangoadicto, blancófilo o zarapastroso (convirtiéndonos, de paso, en anuncios humanos de una marca comercial)...
Es, en fin, buscar el ser en la nada o, lo que es aún mucho más peligroso por su destrucción subjetivista de cualquier horizonte colectivo posible, convertir en verdad única la apariencia.
Naomi Klein nos lo mostró claramente (ya en castellano) hace una década... Aunque al airearlo utilizase copyright.
Nacho Fernández del Castro, 23 de Febrero de 2012

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