lunes, 26 de marzo de 2012

Pensamiento del Día, 26-3-2012


«Don Pedro, como se ha visto, era hombre de avaras palabras y de firme carácter: al día siguiente un bando austero anunciaba en todo el reino una gran fiesta popular, la coronación de una reina, un solemne viaje de novios, entre dos hileras de multitud exultante, desde Coimbra hasta Alcobaça. Doña Inés fue exhumada de su tumba. El cronista no revela si era ya un esqueleto desnudo o todavía en descomposición. Fue vestida de blanco, coronada y colocada en la carroza real descubierta, a la derecha del rey. Los conducía una pareja de caballos blancos con grandes penachos coloreados. Cascabeles de plata en los hocicos de las bestias difundían a cada paso un sonido agudo. La multitud, como se había ordenado, se dispuso en hilera a ambos lados del cortejo nupcial, y conjugaba reverencias de súbditos y repugnancia. Soy propenso a creer que don Pedro, indiferente a las apariencias, de las que lo defendían, por otra parte, los resortes de su poderosa imaginación, estuvo seguro de viajar no con el cadáver de su antigua amada, sino con ella de verdad, antes de que muriera. Se podría sostener que él estaba sustancialmente loco, pero sería una evidente simplificación
 (Antonio TABUCCHI; Vecchiano, Pisa, 24 de septiembre de 1943 - Lisboa, 25 de marzo de 2012.  
“El amor de Don Pedro” en Los volátiles del beato Angélico, 1987.)
Sólo hay una manera de reinar después de la muerte sin que el hedor de la putrefacción de la carne espante a los rendidos súbditos... A través de la magia de las palabras avaras o generosas, lúcidas o quiméricas, pero siempre provocativas y sugerentes.
Uno no puede ser “bien mandado” por monarcas prudentemente decadentes o politicastros de tres al cuarto... ¡No se lo lleva el cuerpo!.
Uno se siente súbdito incondicional tan sólo de quien es capaz de tenerle horas pegado a su rastro de historias y glosas, a su estela de dudas y ditirambos, a sus huellas de voz y fantasía.
Es el secreto de las imaginaciones poderosas... Indiferentes a las apariencias son capaces de vencer las sombras del presente intuyendo, con aliento que sería simpleza calificar de locura, otros mundos posibles. Y hacernos, de algún modo, participar de ellos.
Como hacía Tabucchi.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Marzo de 2012

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