jueves, 12 de abril de 2012

Pensamiento del Día, 12-4-2012


«Se multiplicaban los ismos como correhuela, los autores habían cavilado lo suyo buscando similitudes, influencias y tendencias. Había, al parecer, un pintor norteamericano en cuya escuela me encontraba; no lo conocía ni de nombre.»
 
(Blanca GARCÍA-VALDECASAS Y ANDRADA-VANDERWILDE; Granada, 1936 
Rogelio ante las críticas de su exposición en Por donde sale el sol, 1987.)
Con frecuencia nos sorprende la categorización que las más sesudas críticas hacen del arte... Atribuyen, con sus ismos, relaciones e influencias a gentes cuya obra es mutuamente desconocida porque, en realidad, buscan el lucimiento personal más que una valoración sincera y ecuánime de lo que se observa. Y, entre tantas plumas con las que trata de adornarse la crítica, lo que al final se pierde es la capacidad de emocionar, de sugerir, de conmover, de conmocionar, de transmitir, de remover, incluso, que tiene toda expresión artística.
Con la vida pasa algo parecido... Empeñados muchas veces en lucirnos criticando, para bien o para mal, el devenir del mundo, sepultamos bajo tanto ornato, ocultamos tras vacuos oropeles el verdadero latido de los asuntos humanos... Los amores y odios, los anhelos y quimeras, los deseos y afanes, las tristezas y esperanzas, los gozos y las sombras...
Porque, al igual que producir (arte o lo que sea) es previo a valorar, vivir es previo a pensar... Aunque, por nuestro propio bien, debamos vivir pensando.
Nacho Fernández del Castro, 12 de Abril de 2012

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