martes, 3 de abril de 2012

Pensamiento del Día, 3-4-2012


«Éste de la soledad del hombre es, ya se ve, un tema que me atrae y me intriga. La soledad es, unas veces, un privilegio que no logramos alcanzar; otras, una pesadumbre de la que quisiéramos, con poco éxito, librarnos. Pero siempre, una circunstancia que el hombre sobrelleva, corrientemente, con radical torpeza.»
 (Ángel Antonio MINGOTE BARRACHINA, I Marqués de Daroca; Sitges, Barcelona, 17 de enero de 1919 – Madrid, 3 de abril de 2012. Fragmento de la “Explicación” de Hombre solo, 1998.)
No anda la humanidad sobrada de gente, que, más allá de su prisma concreto, sea capaz de contemplar y contar el mundo con una sonrisa... Y, cuando una de esas miradas, una de las más antiguas, honradas y constantes, se cierra para siempre, lo hace también de algún modo nuestra propia capacidad para encontrar la distancia irónica que nos permita ser lúcidos y lucidos ante una realidad, cercana y lejana, profundamente injusta.
En suma, nos quedamos un poco más solos, un poco más hundidos en esa radical torpeza que desarrollamos al afrontar las cosas sin  el manto delicado o áspero de los demás... Porque, aunque en ocasiones podamos sentirnos privilegiados degustando la soledad, sabemos que, sin los apoyos que orienten nuestra forma de mirar en derredor, que debatan los modos de interpretar lo que vemos, que cuestionen las acciones precisas para transformarlo, el sentido de nuestra presencia aquí y ahora se resquebraja. Nos quedamos un poco más ciegos, más mudos, más inmóviles... Más inermes ante lo que hay.
Nacho Fernández del Castro, 3 de Abril de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario