viernes, 13 de abril de 2012

Pensamiento del Día, 13-4-2012


« Entonces Abraham alzó de nuevo la mano y tomó el cuchillo y degolló un carnero que antes había escondido en un zarzal, trabado por sus cuernos. Y fue Abraham y soltó a su hijo y tomó el carnero y ofrecióle en holocausto en lugar de su hijo.
Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y Abraham respondió: Heme aquí, mi hijo. Y habló Isaac y dijo: Pues no vino el ángel de Jehová dando voces por el cielo para traer el carnero. ¿Vas a hacer lo que no hizo Jehová? ¿Pretenderás engañar a Jehová y suplantarle cuando no cumple lo que está escrito?.
Y dijo Abraham: ¿Y tengo yo que dar explicaciones para que tú y yo nos comamos un carnero como Dios manda?.»
 (Juan BENET GOITIA; Madrid, 7 de octubre de 1927 – 5 de enero de 1993.  
Final de la “Fábula Quinta” en Trece fábulas y media y fábula decimocuarta, 1987.)
Cuando los dioses tratan de probarnos con desmesuras y horrores, ¿quién puede reprocharnos que hagamos trampa?.
Cuando los dioses del mercado y sus testaferros políticos (Merkel, Sarkozy o el propio Rajoy) tratan de probarnos con recortes y ajustes sin cuento, ¿quién puede reprocharnos por el desafecto político y el resquebrajamiento de nuestra probidad ciudadana?.
Mientras la política se rinde a una ideología neoliberal (vendida mediáticamente como “la economía”), los países que emergen son, precisamente, los que, abandonando las imposiciones del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional de las décadas de los setenta y los ochenta, han negado, en la práctica, ese credo... Frente a los viejos fisiócratas del “laissez faire, laissez passer” y los primigenios liberales del “menos Estado, más mercado”, con su fiera confianza en el egoísmo como principio más eficiente de la acción económica dirigida a la producción y distribución de bienes y servicios, los modernos neoliberales no dejan hacer ni pasar, sino que han consagrado el lema de “privatizar las ganancias, socializar las pérdidas” para sacar tajada de cuanto produce beneficios monetarios directos y relegar a “lo público” lo que produce pérdidas de dinero contante y sonante, por muchas ganancias sociales (no contabilizables en balances) que puedan derivar... Además, para redondear el círculo vicioso, se denunciará luego “lo insostenible de esas pérdidas” para derivar los recursos públicos “ahorrados” por los recortes de las mismas hacia la “estimulación y sostenimiento de la actividad privada” (cada día menos productiva y más especulativa).
En tales condiciones, ¿a qué dios, mercado o ministro del Interior tenemos que dar explicaciones por reunirnos y alentar el ejercicio colectivo de la protesta y la resistencia, aunque pueda derivar en algún momento en algarada?.
Nacho Fernández del Castro, 13 de Abril de 2012

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