sábado, 21 de abril de 2012

Pensamiento del Día, 21-4-2012


«Gracias a nuestros lectores, a los que habéis estado a nuestro 
lado y nos habéis ayudado a llegar hasta esta orilla. Los motivos 
son conocidos. La crisis ha pasado una enorme factura, la pérdida 
de ingresos ha sido constante y la venta en el quiosco también ha 
sufrido estos malos augurios. 
Hoy no salen las palabras, hoy sólo queda el rincón de la tristeza 
para recordar a todos los trabajadores. 
Muchas gracias y hasta siempre.»
 
 (Juan Carlos CUESTA; Mieres, Asturias, 1974. Final de su artículo “Fin de toda una vida” en la 
edición digital, tras el cierre de la de papel, de La Voz de Asturias, http://www.redasturias.com/, 19-4-2012.)
No es la dichosa crisis... O, al menos, no la dichosa crisis económica como algo genérico que afecta a la generalidad de las actividades y personas con fuerza y extensión genéricas.
De hecho, en este tiempo de crisis, hay quien “está haciendo su agosto”... Por ejemplo, los discursos y prácticas de esa nebulosa que, bajo el principio de “privatizar ganancias, socializar pérdidas”, hemos dado en aceptar bajo el nombre de neoliberalismo.
De hecho, en este tiempo de crisis, unos pocos logran que cualquier mínimo decremento (o expectativa de decremento) en sus cuantiosos beneficios sea compensado por todos con dinero público.
De hecho, en este tiempo de crisis, los medios de comunicación que sirven de voceros al poder real, los heraldos de lo políticamente correcto, los adalides de lo posible y plausible, los difusores del espectáculo de la insignificancia, ven fortificada su posición relativa en el mercado de la (des)información para gozo de los jerarcas y oligarcas.
Pero, sí, en este tiempo de crisis, los recortes del incipiente Estado del bienestar se llevarán por delante muchos empleos, condenarán a muchas personas enfermas a la desesperada espera de la muerte, a muchas dependientes a la desatención más insolidaria, a muchas estudiantes con dificultades al fracaso, a muchas universitarias sin recursos al abandono de las aulas... Y, claro, a algunos medios de comunicación que intentan un mínimo discurso alternativo, más solidario y menos sumiso, a la desaparición en medio del ahogamiento por la retirada de publicidad y la pérdida de recursos económicos de su población destinataria natural.
Las políticas de ajuste neoliberal, como hicieran en la Latinoamérica de los años setenta y ochenta del pasado siglo, están reconfigurando nuestras sociedades como un “rincón de la tristeza donde ya ni salen las palabras”... Pero lo están haciendo, con ceguera cortoplacista, a costa de la cohesión social. ¿Hasta cuándo (y cuánto) podemos seguir concediéndoles el beneficio de un futuro?.
Nacho Fernández del Castro, 21 de Abril de 2012

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