viernes, 20 de abril de 2012

Pensamiento del Día, 20-4-2012


«Siempre que se pretende controlar el gasto se incurre en otro mucho 
más agresivo y encima sobre las capas sociales más desfavorecidas. Si 
los mayores pensionistas tienen que pagar el 10% de los medicamentos 
que utilizan de forma habitual las arcas públicas recaudarán, dice el 
Ministerio de Sanidad, algo más de 3.600 millones de euros. En este 
cálculo no estiman el grave daño a las economías más sensibles y 
crónicas que necesitan el alto consumo de medicinas para mantener su 
calidad de vida.»
 
 (Juan Carlos CUESTA; Mieres, Asturias, 1974. Inicio del Editorial, “Primera Toma: 
Copago al descubierto” del último número en papel de La Voz de Asturias, 19-4-2012.)
El sistema castiga continuamente a quienes utilizan la tan cacareada libertad de expresión (y de edición) para salirse de los estrictos límites del universo de discurso que legitima al propio sistema... La construcción, desde el poder, del imaginario social de lo posible estrangula cada día cualquier voluntad e intención de disidencia, de pensar de otro modo y decirlo públicamente.
Por ejemplo, se puede decir que quienes pretenden obligar a los pensionistas a repagar por unos medicamentos que tienen legítimo derecho a recibir, pues  para ello han trabajado (y cotizado según lo establecido y con esa “promesa”) durante decenas de años, en nombre del control del gasto (presente) de las administraciones es, ni más ni menos, un robo retroactivo a mano armada... Armada, sí, por el monopolio del uso legítimo de la violencia que constituye una de las bases del propio Estado moderno, tan de capa caída en otros aspectos. Se puede decir, pero en cuanto lo dicho vaya mucho más allá de la charla de amigos en la barra de un bar, o sea, en cuanto se pase de la libertad formal de expresión a la libertad material de edición, quien auspicie la discrepancia verá negado el pan y la sal (no sólo las subvenciones genéricas para mantener un medio, sino y sobre todo la publicidad y otros medios de sostenimiento) y, bajo cualquier normativa ad hoc, perseguidas sus actividades como delito (como se acaba de ver en las nuevas propuestas del Ministerio del Interior).
Es por todo eso, y no tanto por el menoscabo de esa pluralidad informativa exhibida siempre como coartada desde el poder, por lo que siempre tenemos que lamentar el cierre de un medio de comunicación... Y lo que tenemos que lamentar mucho más cuando se trata de un medio, como La Voz de Asturias, que ha sabido mantener, a lo largo de sus casi noventa años de historia y de sus sucesivos cambios en sus propietarios, una cierta identidad en el compromiso social con esta tierra y, a través de ella, con la humanidad...
El recurso literario es, acaso, demasiado fácil, pero no podemos decir otra cosa: Asturias ha perdido una parte significativa de su voz, precisamente en el tiempo en el que más la va a necesitar.
Nacho Fernández del Castro
20 de Abril de 2012

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