«Cuando las personas sienten miedo o inseguridad, cuando su
nación se enfrenta a una amenaza económica o política inusual, el respeto por
la igualdad resulta todavía más difícil de mantener y el consuelo de una
ortodoxia se vuelve todavía más atrayente.»
(Martha Craven NUSSBAUM; Nueva
York, 6 de mayo de 1947. Libertad de
conciencia:
el ataque a la igualdad de respeto + "Vivir en democracia
implica respetar el derecho de las personas
a elegir estilos de vida con los
que no estoy de acuerdo" (entrevista de D. Gamper Sachse), 2011.)
Vivimos tiempos y lugares habitados por el miedo, agitados por mil tipos de inseguridades reales o ficticias que el
poder instrumentaliza convenientemente para crear y consolidar su sistema de opresión simbólica... La
profunda, radical y extendida crisis económica
coincide con una crisis política sin
precedentes que ha llevado a las democracias
parlamentarias a devaluarse hasta el ridículo y destapar las falacias de un
concepto de representación que, alejándose del pueblo, se vincula a los poderosos, a los intereses
económicos privados, a los amos del mundo.
Aquí
y ahora, en estas condiciones, cualquier aliento
de igualdad se asfixia, bajo la presión de los poderes formales, con la inestimable colaboración de sus voceros mediáticos, para señalar
colectivos que deben ser socialmente demonizados...
Perroflautas o yayoflautas,
resistentes que no renuncian a cierta
violencia o disidentes de cualquier
norma, inmigrantes no llamados o pensionistas con buena salud y bajo nivel de
consumo... Cada cual a su manera corre el peligro de estar en o parecer parte
de un grupúsculo maldito. Y, con
demasiada frecuencia, responderá, desde el miedo,
tratando de aferrarse a nuevas ortodoxias
protectoras, tan inútiles socialmente como alienantes.
¡Qué miedo nos debe dar ese
miedo!.
Nacho Fernández del Castro, 17 de Mayo de 2012
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