«¿Qué hace que uno deje de pronto y para siempre
de escribir, de pintar o de componer música?. A esto contesté pronto y sin
vacilaciones y razonada y claramente, como siempre lo hace uno cuando responde
a una pregunta cuya respuesta no existe.»
(Augusto MONTERROSO; Tegucigalpa,
Honduras, 21 de diciembre de 1921 – México, D. F., México,
7 de febrero de 2003. Final de “Dejar de escribir” en La letra e (fragmentos de
un diario), 1987.)
En
efecto, resulta imposible conocer lo que
es, por definición, supramundano, pues
desborda siempre la humana condición...
Lo mismo ocurre con cuanto resulta tan íntimo
que su misma subjetividad
imposibilita cualquier intento de aprehensión.
No tiene mucho sentido, en suma, especular sobre la hipótesis divina o sobre
los devaneos del diseño inteligente; como
tampoco lo tiene intentar dilucidar, con pretensiones de universalidad, por qué alguien que se considera escritor deja de
escribir, alguien que se considera pintor deja de pintar o alguien que se considera
músico deja de componer e interpretar. Y, sin embargo, ¡qué cantidad de voces y
literatura se arrojas cada día sobre tales cuestiones.
Nacho Fernández del Castro, 7 de Mayo de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario