sábado, 19 de mayo de 2012

Pensamiento del Día, 19-5-2012


«Ahora bien, aunque el PIB de un país se incremente, ¿podemos 
decir que esa nación progresa, si al mismo tiempo lo hace el 
porcentaje de su población que cada vez se encuentra con mayores 
dificultades para acceder a una sanidad y una educación de calidad, 
así como a otros servicios básicos?.»
 
 (Martha Craven NUSSBAUM; Nueva York, 6 de mayo de 1947.  
Crear capacidades: propuesta para el desarrollo humano, 2012.)
El progreso es, sin duda, uno de los mitos fundamentales de la modernidad... En nombre del progreso se han hecho no pocas atrocidades, se han  saqueado recursos y pueblos, se han pseudolegitimado  políticas que ponían lo macro por delante de lo micro, las estructuras por delante de las personas... Y es hora de afirmar alto y claro que ni una sola acción de gobierno que se autoinmole sumisamente en favor de los poderes económicos, que priorice lo técnico e instrumental frente al lo humano y esencial, que anteponga el Producto Interior Bruto a las condiciones materiales de la vida de la ciudadanía, puede considerarse legítima moral y políticamente.
Quien piensa que la “recuperación de la senda del progreso” puede y debe fundarse en el recorte, de hecho, de derechos básicos y universales, como la salud o la educación, se convierte en un hipócrita mentiroso o en una víctima de la falsa conciencia... Porque está, simplemente, afirmando que el progreso es una mera cuestión de aumento de los flujos de capitales, aún cuando para facilitarlo se necesite minusvalorar, excluir y dañar a la inmensa mayoría de las personas. O sea, que el progreso es perfectamente compatible con (o, incluso, hace preciso) el aumento de la indignidad de la vida humana.
¿Podemos seguir tolerando los cantos de sirena de ese progreso en la boca y los actos de nuestra casta política?.
Nacho Fernández del Castro, 19 de Mayo de 2012

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