«El destino reparte cartas y tu juegas la mano que te ha tocado. No
gimoteas, no te quejas.»
(John Maxwell
COETZEE; Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 9 de febrero de 1940. Slow Man -Hombre lento-, 2005.)
No sirve de mucho quejarse de las cartas que nos
han tocado en el juego de la vida, pero sí debería quedar claro, deberíamos
decirlo en todos los tugurios y salones con voz clara y alta, que aquí y ahora
alguna gente (la casta política y los
poderes económicos a los que
realmente representa) juega con las
cartas marcadas, mientras a mucha otra (la inmensa mayoría) sólo le queda mirar
y financiar la partida.
Pero no, no es cosa
de destinos fatales, de hados
caprichosos o de que la diosa Fortuna se nos muestre esquiva... Es, y lo
sabemos, el resultado de un sistema de
explotación y consumo perfectamente arbitrado u urdido para generar un imaginario colectivo de sumisa resignación aderezada con
pequeñas dosis de vacua esperanza.
Nos pasa, al fin y
al cabo, como a África... Y conviene recordar la mínimamente esperanzada sumisión
de un continente condenado, expoliado y a
la deriva, en este día que los grandes especialistas internacionales en
firmar papeles mojados han declarado suyo.
Nacho Fernández del Castro, 25 de Mayo de 2012
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