martes, 8 de mayo de 2012

Pensamiento del Día, 8-5-2012


«La palabra “política” sonaba con frecuencia, y si bien es cierto que a mí esas cosas cada día me interesan menos, no por eso dejo de darme cuenta de lo que pasa a mí alrededor. A veces, cuando en el callejón mugriento donde vivo han muerto a alguien, por más que no lo quiera, tengo que aspirar el olor nauseabundo de los criminales.»
(Ramón DÍAZ ETEROVIC; Punta Arenas, Chile, 15 de julio de 1956. Reflexión de Heredia en 
La ciudad está triste, 1987.)
Este mundo, en el que el ochenta por ciento de la población malmuere mientras el veinte por ciento no vive pensando en dónde irá de vacaciones o en el descenso de categoría de su equipo favorito, es, cada día más, un callejón mugriento en el que mucha gente “es muerta” a cada instante en medio del hedor ya insoportable de los criminales y de cuantos, por acción u omisión, se convierten en sus cómplices...
Esta sociedad, nuestra sociedad, en la que tantas personas ven y verán frustradas sus esperanzas de salud o educación por los recortes mientras se salvan las posaderas y se forran los riñones de unos cuantos banqueros con dinero público, comienza a estar envuelta en el tenso silencio (aún sumiso) que precede a toda tormenta...
Nuestro tiempo es duro y paradójico: descreídos de la política rastrera al uso vemos como cada día más y más siniestros personajes engrosan las filas de una casta política dedicada a mancillar su función y a diluirla en lo que llaman economía, en realidad mera ideología hegemónica que intenta legitimar el estado de cosas... Y, cuando las torticeras legitimaciones de lo que hay no cuelan, cuando la opresión simbólica no funciona, retornan a uno de esos dúos clásicos que todo poder guarda en la recámara: porras y togas.
Lo dicho, “algo huele a podrido”... Y no sólo “en el estado de Dinamarca”, como pensaba el Hamlet shakespeareano.
Nacho Fernández del Castro, 8 de Mayo de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario