«Eran revistas ricas
en publicidad, con magníficas fotografías, en general, y con artículos que les
evitaban a los jóvenes o juveniles, modernos y dinámicos lectores la
en-general-aburrida-y-mala-para-la-salud-y-el-saludable-aspecto información
nacional e internacional, así como los pedantes y desagradables comentarios
sobre la actualidad escritos casi siempre por intelectuales-que-se-creen-muy-listos-y-quizá-lo-son-pero-son-insoportables;
a cambio, estas revistas tenían agradables artículos de divulgación científica
y cultural escritos en estilo sencillo y fácilmente legible para el hombre y la
mujer medios de la clase media, artículos que trataban una serie de temas
fascinantes y candentes, como, por ejemplo: fantasías y sueños eróticos; el
triángulo de las Bermudas; ¿curar o superar el cáncer?; el control del clima;
los difíciles adolescentes; cómo vivir como un millonario sin serlo; el mejor
hijo es un perro bien entrenado; la jardinería como fuente de juventud.»
(Jesús LÓPEZ
PACHECO; Madrid, España, 13 de julio de 1930 - London, Ontario,
Canadá, 6 de abril de 1997. Fragmento de
la primera novela en la obra póstuma El homóvil o la desorbitación;
Libro de
maquinerías; Polinovela multinacional, 2002.)
Qué gran servicio prestan tantas beneméritas
publicaciones llenas de la publicidad
más conveniente para guiar los deseos de la
ciudadanía media, rebosantes de
hermosas fotografías a todo color
para ilustrar los sueños del buen
urbanita, colmadas de artículos
que hacen de la divulgación un arte de la nada para consumo y regocijo de mayorías mansas y
silentes... Los temas más sutilmente
inútiles, los consejos más diestros
para una feliz alienación, las mejores guías
para enseñar a mirar para otro lado toman cuerpo en sus páginas excluyendo
el incordio de las noticias sobre la descastada prima de riesgo, los onerosos
rescates financieros que parecen préstamos
graciosos y heroicamente logrados en boca de la casta política en turno de
gobierno, las algaradas mineras incomunicantes, los designios todopoderosos de las señoras Merkel y Lagarde, o la
permanencia insoportable de la “guerra
del coltán” en la
República Democrática del Congo; excluyendo también las
opiniones sobre todo ello de columnistas
que van de intelectuales y, aunque
bien pagados e integrados en el sistema,
siempre cuelan, en su afán egolátrico de
epatar, algún matiz que, en uno u otro sentido, se sale de lo políticamente correcto y resulta molesto
o desagradable.
Supongo
que todo el mundo se lo imagina... ¡Y todavía hablan del fútbol como “opio del pueblo”!.
Nacho Fernández del Castro, 12 de Junio de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario