miércoles, 27 de junio de 2012

Pensamiento del Día, 27-6-2012


«...Los dos alargamos nuestros brazos derechos en un intento desesperado por conectar ambas manos, chocan las palmas, los dedos se engarfian ciñendo uno la muñeca del otro, con todas nuestras fuerzas, en su vida habrá apretado él tanto, yo me vacío en el amarre, el tirón es brutal....la mar abajo es una promesa de congelación inmediata.»
 
 (Raúl GUERRA GARRIDO; Madrid, España, 4 de abril de 1935. La mar es mala mujer, 1987.)
La cosa está muy mal... Lo dice mucha gente (incluida la gente “más experta”), pero casi nadie le hace caso.
Unos, esa inmensa mayoría acostumbrada a malmorir en el límite del hambre y la miseria, porque su precariedad vital es habitualmente tanta que, probablemente, no se habrá visto demasiado visiblemente acrecentada... Otros, esa inmensa minoría que siempre sabe ver la oportunidad para sacar beneficio personal de cualquier desgracia ajena, por global que esta sea, porque los intermediarios (financieros, políticos, mediáticos) están bien dispuestos a servirles, como siempre, y facilitarles el negocio.
Y, ¿los del medio?... En el medio están tantas personas a las que la precarización laboral y el desempleo amenaza con la exclusión social... Son esa gente que necesita, más que nunca, una mano que, en lo cercano, haga un intento desesperado por mantener su conexión con la nave de una sociedad a la deriva... Son quienes dependen que que alguien se vacíe en un frágil amarre, en un tirón brutal para mantenerse colgando de la quilla de un mundo cada día más inhóspito, más lúgubre... Son quienes, en fin, viven cotidianamente la amenaza del inmenso mar de la exclusión en el que sumergirse implica la congelación, el aniquilamiento personal.
Como esas víctimas de desahucios cuyas manos solidarias y amigas son violentadas por las porras y las togas... ¡Es un verdadero oprobio que, además, lo hagan bajo la acusación de “obstrucción a la justicia”!. Porque, como bien sabía Platón, la Justicia es otra cosa que nada tiene que ver con las leyes que facilitan esas sentencias de desahucio o con la desmedida fuerza empleada por unos “servidores del orden”  contra quienes sólo reclaman el derecho a vivir con una mínima dignidad... O con los llamados “Tribunales de Justicia”, cuyas actuaciones, con frecuencia, están más cerca de lo exánime que de lo ecuánime. Que, por lo menos, hablen de “resistencia a la autoridad” porque, en efecto, quienes solidariamente se resistían lo hacían frente a la “autoridad” que ordenaba la ejecución y contra el “monopolio de la violencia” en virtud del cual se imponía por la fuerza... Orden y violencia que en casi nada difieren de la de los viejos señores, de la de los eternos amos.
Nacho Fernández del Castro, 27 de Junio de 2012

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