viernes, 22 de junio de 2012

Pensamiento del Día, 22-6-2012


«En efecto, la India es el país de las cosas que son y no son, que 
surgen y desaparecen; de las cosas cuya existencia, en todo caso, 
no es demostrable con medios científicos.»
 
 (Alberto MORAVIA, pseudónimo literario de Alberto Pincherle; Roma, 28 de noviembre de 1907 - 
26 de septiembre de 1990.  -Una idea de la India. La Crónica de una Fascinación-, 1962.)
Lo exótico, lo extraño, para eso que llamamos Occidente, siempre se asocia con lo inestable, con lo que puede ser o no ser (o ser y no ser, por momentos o espacios), con lo que aparece y se difumina, con lo que está más allá (o más acá) de la lógica material de la ciencia.
Pero, acaso, desde otros puntos de vista, la extrañeza y el exotismo radique, precisamente, en la estabilidad de las cosas, en la confianza en que nuestro mundo es permanente (lo que es, es; lo que no es; no es) más allá de los procesos de generación y corrupción propios del mundo material, en la seguridad de que, en todo caso, también esos procesos están determinados por una legalidad científica.
Y seguramente ambos puntos de vista son exagerados, porque, si no es así, ¿qué pasaría si los ingenieros que planifican viaductos o puentes se equivocasen tanto como los sociólogos o los economistas cuando planifican o hacen prospectivas?, ¿qué pasaría si el cambio fuera tan permanente que no tuviésemos la más mínima seguridad de lo que nos encontraríamos al salir a la calle al día siguiente?.26 de septiembre de 1990. 
Por fortuna, las calles suelen seguir, salvo catástrofes puntuales, en su sitio (incluyendo los riesgos más habituales)... Y los economistas y sociólogos se siguen equivocando cuando juegan a la futurología.
Nacho Fernández del Castro, 22 de Junio de 2012

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