«Lamento si hice algo mal, seré
de este equipo toda mi vida. Seré socio del Sporting hasta que me muera.»
(Manuel
PRECIADO REBOLLEDO; El Astillero, Cantabria, España, 28 de agosto
de 1957 –
El Perelló, Sueca, Valencia, 6 de Junio de 2012. Declaración en la Sala de Prensa de El Molinón
tras ser
destituido como entrenador del Real Sporting de Gijón, 31-1-2012.)
Hay personas que
hacen de su vida un ejercicio de
resistencia ante la fatalidad... Y son capaces de insuflar su aliento vital, su vigor alegre a la hora de afrontar los retos, a cualquier entorno.
Y dice el tópico que “aunque todos somos necesarios, nadie es imprescindible”, pero
ellas resultan, sin duda, un poco más imprescindibles que las demás.
En Gijón lo sabíamos bien... Cuando nuestro Sporting,
un emblema local situado más allá del gusto mismo por el fútbol, languidecía en
una decadencia sin freno, una de esas
personas logró transmitirle buena parte de su optimismo, de su humilde convencimiento
en las propias posibilidades, de su bonhomía
sincera y sin fisuras... Y, más allá de las desgracias personales y
deportivas, ese ejemplo de esperanzada voluntad, de terca perseverancia en el
ser, nos seguía sirviendo, aún en la distancia, para mantener la cabeza alta y
el ánimo alerta.
Por eso el fútbol, la vida y nuestra ciudad son hoy
un poco más lúgubres sin la presencia vívida
de Manolo Preciado... Aunque, como siempre, él ha cumplido con creces la
promesa hecha en la despedida.
Nacho Fernández del Castro, 8 de Junio de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario