miércoles, 10 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 10-10-2012



«Más abajo, las chabolas escalaban la cuesta y trepaban hacia los panteones de mármol y los cipreses fúnebres. Una frontera ambigua separaba el mundo de los muertos del de los vivos.»
 (Juan GOYTISOLO GAY; Barcelona, 5 de enero de 1931. Fin de Fiesta. Tentativas de interpretación de una historia amorosa, 1962.)
Cada día que pasa la frontera que otrora separara el mundo de los muertos del de los vivos se torna más sutil... Antaño, los muros de los cementerios se rodeaban de una amplia franja de seguridad, la zona de “aprensión de los bien pensantes” que sólo era violada por unas chabolas aquí o allá, por ¡la necesidad de los miserables”.
Pero aquí y ahora, en tiempos de oprobio globalizado, cuando esa miseria se extiende por doquier en medio de una precarización general de la vida que alimenta las cuentas corrientes y los fastos de unos pocos, esa frontera nítida, ese ámbito de la aprensión y la miseria va convirtiéndose en un “oscuro (o fúnebre, al menos) objeto de deseo” para nuevos contingentes de una ciudadanía progresivamente empobrecida, miserabilizada.
Pero no es sólo eso... Los límites entre el mundo de los vivos y el de los muertos se difuminan, sobre todo, porque silenciados por el miedo y con una sumisión que nos ha calado hasta los huesos, los que pretendemos estar vivos carecemos de toda respuesta significativa ante esta brutal y continuada estafa (que hasta al Fondo Monetario Internacional comienza a parecerle ya excesiva)... O sea, que nos conformamos con “hacer el reflejo del muerto”.
Nacho Fernández del Castro, 10 de Octubre de 2012

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