«La mala conciencia de la clase burguesa aflora en Péndulo, como se echa
de ver en los diálogos con el anarquista. Pero sobre todo está patente en Péndulo
la disparidad entre el ser y el mundo que impone a la criatura el sufrimiento.»
(Cristóbal SERRA
SIMÓ; Palma de Mallorca, 28 de septiembre de 1922 - 6 de
septiembre de 2012.
Párrafo
del “Capítulo
9. Autocrítica de Péndulo” en Péndulo y
otros papeles, 1975.)
En
esa realidad, insisto, la burguesía bien pensantes no pueden
evitar una cierta mala conciencia (acrecentada
por el descenso en las posibilidades de ahogarla en diversas formas de consumismo).
Pero,
sobre todo, lo que lacera el espíritu del buen
burgués es que, precisamente en ese miedo
al mañana que subyace en su recién adquirida prudencia consumista, halla el símbolo
insobornable de una nueva y específica forma de alienación... Porque la vieja disonancia entre el ser y el mundo, entre el anhelo y las condiciones objetivas
de la vida, que el sistema capitalista
impone a quienes no disponían de más valor
que el de su fuerza de trabajo comienza
a afectar también a quienes, realizando su ser
en actos de consumo que convierten
los productos en fetiches y signos de estatus,
deben moderarlos, deben limitar, en
suma, la proyección social de su yo.
Nacho Fernández del Castro, 12 de Octubre de 2012
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