viernes, 12 de octubre de 2012

Pensamiento del Día, 12-10-2012



«La mala conciencia de la clase burguesa aflora en Péndulo, como se echa de ver en los diálogos con el anarquista. Pero sobre todo está patente en Péndulo la disparidad entre el ser y el mundo que impone a la criatura el sufrimiento.»
 (Cristóbal SERRA SIMÓ; Palma de Mallorca, 28 de septiembre de 1922 - 6 de septiembre de 2012. 
Párrafo del “Capítulo 9. Autocrítica de Péndulo” en Péndulo y otros papeles, 1975.)
En una realidad en la que, aquí y ahora, la miseria todavía tiene grados, porque la miserabilización de Europa (y el mundo económicamente desarrollado y subdesarrollante) no admite comparación con la radical vulnerabilidad de la vida en África  (y el mundo económicamente subdesarrollado y desarrollante)... En una realidad en la que, pere a todo, ver gentes de nuestro vecindario escarbando en los contenedores de basura en busca de comida comienza a ser un (lamentable) espectáculo habitual... En una realidad en la que la población usuaria de los comedores y roperos asistenciales no sólo aumenta, sino que cambia sus perfiles pasando de la pura desestructuración personal y social a una estructuración amenazada...
En esa realidad, insisto, la burguesía bien pensantes no pueden evitar una cierta mala conciencia (acrecentada por el descenso en las posibilidades de ahogarla en diversas formas de consumismo).
Pero, sobre todo, lo que lacera el espíritu del buen burgués es que, precisamente en ese miedo al mañana que subyace en su recién adquirida prudencia consumista, halla el símbolo insobornable de una nueva y específica forma de  alienación... Porque la vieja disonancia entre el ser y el mundo, entre el anhelo y las condiciones objetivas de la vida, que el sistema capitalista impone a quienes no disponían de más valor que el de su fuerza de trabajo comienza a afectar también a quienes, realizando su ser en actos de consumo que convierten los productos en fetiches y signos de estatus, deben moderarlos, deben limitar, en suma, la proyección social de su yo.
Por eso esta crisis/estafa ha puesto tan claramente en primer plano el hecho de que la llamada globalización lo es, sobre todo de la opresión. Porque, a fin de cuentas, alienados estamos todos... Por mucho que, siguiendo la voluntad del ministro Wert, “nos españolicemos”.
Nacho Fernández del Castro, 12 de Octubre de 2012

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