«Antes de los años ochenta del siglo XX, el hip hop era un lenguaje alternativo.
(...) Al poco tiempo de que el hip hop
llegó al mainstream su carácter
alternativo desapareció. ¿Por qué se vendió?, ¿por qué se frivolizó?, ¿se debió
a que bajó su calidad?. No.»
(Heriberto
YÉPEZ; Tijuana, México, 1974. Fragmento del
capítulo “Decir y magia.
Notas sobre la
naturaleza” del libro Todo es
otro: A la caza del lenguaje en tiempos light, 2002.)
Es cierto, pues, que esas
grandes industrias han podido contribuir al refinamiento artístico de los
productos (cuando eran respaldados por el talento)... Pero lo han hecho en la
misma medida en la que han acabado con su carácter alternativo, con su voz
disidente prendida en el pueblo.
De hecho, el servicio ha
sido redondo, pues, situando la producción artística en un plano meramente
comercial, no sólo limaban su capacidad de rebeldía, sino que, sobre
todo, la convertían en uno de los elementos esenciales de la alienación de
las masas... No hay nada más peligroso para el pueblo y más
conveniente para los intereses de “lo establecido” que una cultura
popular al servicio del poder... O sea, de los mercaderes.
Por eso no es baladí la apuesta
por una cultura libre, más allá de las presiones del Estado o del mercado.
Nacho Fernández del Castro, 14 de Octubre de 2012
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