sábado, 13 de abril de 2013

Pensamiento del Día, 13-4-2013



«Quiero sentir el peso del mundo...
Volver a oír
entre las olas del mar,
del mar profundo,
la voz lejana que me susurra:
“La vida es dulce”
 
 (José María López Sanfeliu, conocido artísticamente como Kiko VENENO; Figueras, Gerona, 
3 de abril de 1952. Inicio de “La vida es dulce”, primer canción del álbum Sensación térmica, 2013.)
Mucha gente querría que, en cualquier mar (aunque no fuese muy profundo), las olas que llegan hasta su orilla le susurrasen con voz lejana que “la vida es dulce”... O, al menos, que “puede llegar a ser dulce”.
Pero no puede... Porque no tiene una orilla ni un mar a los que acercarse (todos están ya en proceso de privatización bajo la tutela de Arias Cañete)... Porque, desesperada por tantos desahucios vitales, prefiere no acercarse a las orillas de mar alguno (sobre todo cuando toman la forma de acantilado) para evitar la tentación de acabar con todo de una vez... Porque ofuscada por las consecuencias concretas de la crisis-estafa sobre su persona, se ha quedado sorda para cualquier rumor marino... Porque, hundida bajo el oprobio globalizado y demonizado su grito de queja como un desafuero antidemocrático, se halla definitivamente persuadida de que, en su condición de lumpen, no merece dulzura alguna de la vida...
Y, sin embargo, Kiko Veneno tiene razón... El propio peso del mundo nos hace sentir que la vida es dulce... O que puede serlo... O que debiera serlo.
Por eso la voz colectiva debe crecer para reclamar el derecho de cada cual a participar de esa dulzura de la vida...  Puede y debe hacerlo señalando nítidamente a los responsables del injusto reparto de la dulzura de la vida.
Aunque los poderosos, sus testaferros políticos y sus voceros de turno descalifiquen torticeramente ese comprensible, necesario y urgente (y, por definición, absolutamente pacífico) escrache.
Nacho Fernández del Castro, 13 de Abril de 2013

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