«Quiero
sentir el peso del mundo...
Volver
a oír
entre
las olas del mar,
del
mar profundo,
la
voz lejana que me susurra:
“La vida es dulce”.»
(José María López Sanfeliu, conocido artísticamente como Kiko
VENENO; Figueras, Gerona,
3 de abril de 1952. Inicio de “La vida es dulce”, primer canción del álbum Sensación
térmica, 2013.)
Pero
no puede... Porque no tiene una orilla ni un mar a los que acercarse (todos están
ya en proceso de privatización bajo
la tutela de Arias Cañete)... Porque, desesperada por tantos desahucios vitales, prefiere no
acercarse a las orillas de mar alguno (sobre todo cuando toman la forma de
acantilado) para evitar la tentación de acabar con todo de una vez... Porque
ofuscada por las consecuencias concretas de la crisis-estafa sobre su persona, se ha quedado sorda para cualquier
rumor marino... Porque, hundida bajo el oprobio
globalizado y demonizado su grito de queja como un desafuero antidemocrático, se halla
definitivamente persuadida de que, en su condición de lumpen, no merece dulzura alguna de la vida...
Y,
sin embargo, Kiko Veneno tiene razón... El propio peso del mundo nos hace sentir
que la vida es dulce... O que puede
serlo... O que debiera serlo.
Por
eso la voz colectiva debe crecer para
reclamar el derecho de cada cual a
participar de esa dulzura de la vida... Puede y debe hacerlo
señalando nítidamente a los responsables del injusto reparto de la dulzura de la vida.
Nacho Fernández del Castro, 13 de Abril de 2013
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