lunes, 8 de abril de 2013

Pensamiento del Día, 8-4-2013


«Yo te quiero libre. Acaso pobre.
A veces,
vas a brotarme de organdí vestida (sin querer
me florece el lenguaje de otros seres).
Con amor te desnudo.
Quedas como mi carne.
Como mi corazón y sus latidos.
A menudo,
igual que los pequeños
ante una tienda de juguetería,
pego la cara
a las brillantes lunas
donde se venden las palabras bellas.
Las admiro.
A otros les sientan bien. Si se las colocara...
Las aparto al momento,
porque a mí no me sientan.
Y de nuevo voy cogiendo brazadas de palabras
entre la hierba fresca
y bajo el cielo.»
 (María Elvira LACACI; primera mujer Premio Adonais en 1956; Ferrol, La Coruña, 1928 - Madrid, 9 de marzo de 1997. “La palabra” en Al este de la ciudad, 1963 –Premio de la Crítica de Poesía Castellana 1964-.)
Jugamos tantas veces con las palabras buscando meras sonoridades, simple belleza ajena al mundo, que los discursos tienden a homologarse en una nada vacía.
El problema es que, aquí y ahora, la nada, por bella que fuere, se constituye inevitablemente en apoyo del oprobio globalizado... Y es que en un mundo hostil, cuando cada cual es de alguna o muchas formas oprimido, todo silencio sonoro es la pérdida de una ocasión propicia para el grito, para la denuncia, para la propuesta alternativa.
Porque debemos seguir cogiendo brazadas de palabras, sí, pero para desnudarlas y hacerlas carne y latido capaces de transformar el mundo... Y hacer que la hierba fresca pueda seguir siendo una invitación universal al gozo bajo todos los cielos.
Nacho Fernández del Castro, 8 de Abril de 2013

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