«En mi juventud
era alegre y licencioso
Bebía y perseguía a las chicas
como el joven San Agustín.
San Agustín
terminó por ser santo.
Si yo también llego a serlo
mamá, por favor, no te desmayes.»
(Kurt VONNEGUT
Jr.; Indianápolis, Indiana, Estados Unidos, 11 de noviembre de 1922 - Nueva
York,
11 de abril de 2007.
Uno de los calipsos, poemas
aforísticos, de Bokonon que aparecen en
Cat's craddle
–Cuna de gato-, 1963
–edición en castellano, entre otras, de 1988-.)
La juventud
es, en buena medida, la condición
y la voluntad de (y hasta la ocasión para) la licencia, el afán permanente por tornar lo lúdico en lúbrico... Los años nos van dando reposo y cierta sabiduría (o es precisamente el reposo,
el alejamiento de la licenciosidad lúbrica,
lo que nos va dejando tiempos y espacios para rellenarlos con apacibles aprendizajes y experiencias
serenas), por lo que las personas que, tras la juventud, tardan mucho
tiempo en vernos, suelen sorprenderse, cuando lo hacen, de la evidente ausencia de nuestros ímpetus de
antaño y presencia de una notoria relajación en los gestos y facciones de
hogaño... Vamos, un atisbo de recién adquirida y laica santidad.
Pero
nuestros ancestros y las gentes que han seguido frecuentando nuestro trato
nunca debieran dejarse sorprender (y menos desmayarse) ante ella... Siempre se
debe albergar la esperanza en efímeras
y dichosas regresiones.
Nacho Fernández del Castro, 24 de Abril de 2013
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