martes, 16 de abril de 2013

Pensamiento del Día, 16-4-2013



«...Ya se trate de un emperador, de un rey o del más humilde campesino, aceptamos todos los encargos con tal de que (y esto es fundamental), con tal de que juzguemos la ejecución justificada desde el punto de vista social. Una vez que hemos aceptado el pago (...) y una vez que hemos decidido que el asesinato en cuestión es justo, éste tiene lugar inexorablemente.»
 (Jack LONDON, probablemente nacido como John Griffith Chaney; San Francisco, California, 
Estados Unidos, 12 de enero de 1876 – Glen Ellen, 22 de noviembre de 1916. The Assassination Bureau, Ltd –Asesinatos S.L.-, novela inconclusa, acabada por Robert L. Fish para su publicación en 1963 -1980, 
por ejemplo, para la edición en castellano-.)
JackLondon02.jpegLa ficción ideada por John Griffith Chaney, Jack London, poco antes de morir, completada por  Robert L. Fish y publicada originalmente hace ahora medio siglo, nos sitúa ante la hipótesis  de una entidad mercantil dedicada a la ejecución remunerada de una suerte de justicia poética...

Más allá de contemplar el asesinato como una de las bellas artes, al estilo de Thomas de Quincey, London lo eleva a la categoría de justa reparación social... Y, más allá de las propias peripecias de la historia, parte de la consideración de determinadas muertes como “socialmente convenientes (y hasta necesarias)”.

Pero, claro, London era un socialista visceral, a partir de sus experiencias de juventud (por muy de boquilla que fuese; por mucho que buscase movilizar las milicias, como comentaba irónicamente Mark Twain, en favor de sus derechos de autor), que solía despedirse en sus cartas con un "Yours for the Revolution”; y quienes ahora parecen tentados por una idea semejante son esos neoliberales que, desde el ejecutivo nipón o los informes del Fondo Monetario Internacional, consideran la longevidad un riesgo para las sociedades y el aumento del tiempo que media entre la edad de jubilación y la de deceso como un hecho insolidario con la población activa... A ellos, evidentemente, les sobra toda persona incapaz de legitimar su lugar en el mundo desde capacidades y actos de consumo; así que, muy especialmente, colectivos como los llamados “cuarto mundo” y “tercera edad” (algún día habremos de reflexionar sobre las conexiones entre lo eufemístico y lo ordinal) ya pueden ir echándose a temblar.

¡Y estos neoliberales son los mismos que protestan por los inocentes escraches que asustan a sus vástagos (los vástagos de las gentes desahuciadas, arrastrados por la policía fuera de sus domicilios, ya debieran, al fin y al cabo, estar curados de espanto con esas familias que tienen)!.

Al final, lo que pasa es que el propio London no era sino un precursor intelectual del escrache que simpatizaba con los Wobblies del Industrial Workers of the World, tan aficionados al sabotaje,.. Y tan nuestros para la Revolución, mientras los profetas del ajuste estructural siguen diciendo que sus políticas nos condenan a la recesión pero no hay alternativas.
Nacho Fernández del Castro, 16 de Abril de 2013

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