jueves, 25 de abril de 2013

Pensamiento del Día, 25-4-2013



«Counce miró directamente a su antagonista, viendo que era un hombre alto, delgado, de cabello color arena, rostro flaco; con ojos hundidos de color gris, manos fuertes y de cortos dedos. Con la clase de tratamiento geriátrico que tal hombre podía costearse, Bassett podría tener cualquier edad entre los cuarenta y los cien años; aunque Counce sabía que se hallaba más bien cerca del extremo inferior de la escala, que del superior.
Arrellanándose en su asiento, captó la incomodidad de Bassett por haberle dejado tomar a él la iniciativa. El silencio se prolongó elástico mientras Bassett miraba al intruso de abajo a arriba y se daba cuenta de que no se parecía en nacía a un hombre corriente.
Por ultimo, dijo:
–Bien. ¿,Qué es lo que desea?
Counce halló luminosa la elección de la pregunta. Se habría esperado que Bassett dijera, ¿Quién es usted?. Pero Counce no reaccionó de manera perceptible; se limitó a responder:
–Creo que sería mejor que le dijese primero que ya sé yo lo que “usted” quiere.
El rostro de Bassett reveló una leve turbación que le traicionaba.
–De acuerdo –asintió. – Dígame qué es lo que quiero.
–Usted quiere gobernar la galaxia – concretó Counce.»


(John BRUNNER; Preston Crowmarsh, cerca de Wallingford, Oxfordshire, Reino Unido, 

24 de septiembre de 1934 - Glasgow, Escocia, 26 de agosto de 1995. The World Swappers  

–Comerciante en mundos -, 1959 -edición en castellano de 1963-.)

Los modernos comerciantes en mundos (apoyados por sus vendedores de imaginarios a sueldo) siguen diciéndonos que aquí no pasa nada, que siguen velando por todos nosotros y haciendo lo más correcto (o, al menos, lo posible).

Así mientras la última Encuesta de Población Activa sigue mostrando cómo se baten todas las marcas históricas de desempleo (con un incremento de 237.400 personas en el primer trimestre del año, una cifra global de 6.202.700, una tasa de paro del 27’16% que asciende al 57’22% para la juventud, 1’9 millones de familias sin ningún miembro con trabajo, casi 3 millones de parados de larga duración, o una población ocupada que, con sus 16.634.700 personas en Marzo, se ve reducida a niveles de hace una década), nadie entre quienes nos gobiernan parece considerar necesaria una explicación... Y mucho menos una rectificación de las políticas que derivan estos datos, pues tenemos que conformarnos con oír a Carlos Floriano, portavoz oficial del partido en el gobierno, pedirnos “que no ciegue ese mal dato para comprobar cómo la política económica está dando buenos resultados a nivel macroeconómico”.

Y, sí, acaso la prima de riesgo ha bajado, tal vez la confianza de los mercados haya repuntado... Pero ninguna de esas personas, nuevas desempleadas, ni mucho menos de las antiguas, come primas de riesgo más bajas ni confianzas más altas de los mercaderes... Es más, esas nuevas y viejas personas paradas comienzan a sospechar que el principal motivo para que se den esos fenómenos es la tranquilidad que a los amos del mundo les produce la sumisa aceptación por parte de nuestros gobernantes de las políticas impuestas por los particulares intereses de los poderosos.
Así que ¡preparémosnos para nuevos recortes del gasto público que redundarán en el mayor deterioro de los servicios básicos (salud, educación, servicios sociales, dependencia) y un impulso añadido directamente desde las administraciones al desempleo!... ¡Esperemos nuevas subidas de los impuestos indirectos que seguirán desincentivando el consumo y enviando trabajadores del comercio y autónomos al paro!... ¡Aguardemos nuevos retrasos en la edad y endurecimientos en las condiciones de la jubilación que aumentarán las barreras para el acceso de la juventud al empleo!...
Hay quienes, pretendiendo gobernar el universo, no se conforman ya con nada. Y parecen dispuestos a exprimir los últimos restos de cohesión social para incorporar las gotas residuales a su beneficio inmediato.
Pero, por mucho que criminalicen las protestas (y hasta el término “escrache” para imponer su sustitución por otros recogidos en el Código Penal), los gritos se seguirán oyendo... Porque sus políticas de ajuste neoliberal no sólo destruyen empleo, sino que, además y sobre todo, destruyen personas, familias, sociedades. Y es imposible que tanta destrucción tenga lugar en silencio.
Nacho Fernández del Castro, 25 de Abril de 2013

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