viernes, 26 de abril de 2013

Pensamiento del Día, 26-4-2013



«El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.»
(Gabriel José de la Concordia GARCÍA MÁRQUEZ; Aracataca, Colombia, 6 de marzo de 1927;  
Premio Nobel de Literatura 1982. Cien años de soledad, 1967.)
Curioso espectáculo el de un Ministerio del Interior que, además del celo que se le supone en la custodia de los parlantes, trata de velar también por la precisión de la lengua en los informes elaborados por su funcionariado... Ya saben, no hay que escribir en tales documentos (comunicaciones, escritos y diligencias, según reza la orden emitida el pasado día 19 de abril a la Policía Nacional) la palabra “escrache”, término creado en el extranjero (aunque sea un extranjero hispanoparlante, como Argentina) y que tiene connotaciones de buena organización, estricto control interno y absolutamente pacífico (incluyendo la nula resistencia ante cualquier requerimiento por parte de las fuerzas del orden) “afeamiento de una acción o decisión política o económica” en las inmediaciones del domicilio de quien la ha llevado a término.
En su esforzado afán por proteger el idioma (tan acorde con los planes del Ministro de Educación y su Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa para garantizar, ante todo, la profunda inmersión lingüística en el castellano, hasta el ahogamiento si fuera menester de cualesquiera otra lengua -salvo la del Imperio, claro está-, de toda persona usuaria del recortado sistema educativo), quienes dirigen las porras (más allá de los desayunos matritenses) proponen el uso alternativo de términos como “acoso”, “amenaza” o “coacciones”. ¿Por ser más castizos?... Sin duda lo son, pero el asunto tal vez tenga un poco más que ver, malpensado que es uno, con el hecho de que todas las sugerencias aportadas corresponden a figuras delictivas concretas contempladas en los Códigos correspondientes. O sea, que no conforme con el descrédito mediático trasladado a través de sus voceros, los responsables del ejercicio de la llamada violencia legítima pretenden cerrar el círculo con una criminalización lingüística que facilite el paso de las porras a las togas.
Algunos policías recelan y han levantado la liebre, algunos jueces se han mostrado ya claramente contrarios a tales procesos y hasta el político Fiscal General del Estado duda del asunto...
¿Se atreverá la Real Academia Española de la Lengua a denunciar al Ministerio del Interior por invasión de competencias en materia de limpieza, fijación y esplendor del idioma?.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Abril de 2013

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