«¿Y qué importaría que una sociedad se
derrumbase o no?. El hombre más considerado de la ciudad, el más feliz, el más
rico, el más poderoso, carga sus propias culpas sobre un inocente.»
(Henrik Johan
IBSEN; Skien, Grenland, Noruega, 20 de marzo de 1828 – Cristianía,
hoy Oslo,
23 de mayo de 1906.
Los pilares de la sociedad, 1877.)
Siempre
es así, siempre acaba siendo así... Ya veía Henrik Ibsen, ¡hace más de siglo y
cuarto!, que los pilares de la sociedad
sostienen, en realidad, los privilegios
de los poderes reales frente a la indefensión
de los inocentes.
Y,
si protesta, si osa disentir o resistirse, se recurre, como siempre, a las porras y las togas.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Abril de 2013
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