«El mundo ya empieza a quejarse, se asfixia, inundado de formas,
sepultado bajo montones de cosas, estrangulado por los pensamientos que fingen
ser necesarios, útiles o hermosos.
(...)
El Apocalipsis puede
presentar formas distintas. A primera vista, la menos dramática será aquella en
la que el hombre perezca bajo una avalancha de cosas inútiles, de palabras
despojadas de significado, de actividad excesiva...»
(Ivan KLÍMA; Praga,
Checoslovaquia, hoy República Checa, 14 de Septiembre de 1931. Amor y basura, 2007.)
Muchas
personas de buena fe consideraron que los efectos del 15M y sus movimientos aledaños habían sido nulos (o, incluso, habían
allanado el camino para el acceso del conservadurismo
al poder casi absoluto)... Pero hoy
sabemos que, catalizando el activismo
antidesahucios sin apropiarse de él, han logrado extender una corriente de simpatía ciudadana y de opinión
pública hacia esta causa, hasta forzar a la casta política a poner freno a tan vergonzosa tropelía.
Quienes
dicen ser nuestros representantes no lo han hecho, evidentemente, porque, de
repente, hayan adquirido una dimensión ética
de la que carecieron durante más de un lustro, ni por la conmoción tras los
recientes suicidios mediáticos, pues sabían perfectamente que cada uno de los
cientos de miles de deshaucios dejaba tras de sí varias personas en una situación vital límite... Lo han hecho,
simplemente, por “salvar su (bien
asentado) culo” ante la que se avecina.
Alguno
de sus amos ha salido, sin embargo, a
decir que no se debe olvidar que “las deudas hay que pagarlas”... Afortunadamente
ya le han contestado algunos jueces (esos “pijos ácratas” según la imaginativa
visión de algún portavoz parlamentario conservador) al pedir que la nueva normativa sobre desahucios les de
vela para examinar la evidente abusividad
de alguna de las cláusulas presentes en muchas hipotecas, para, en consecuencia, poder declararlas nulas. ¡Si
hasta la policía comienza a negarse a participar en las ejecuciones de desahucio por objeción
de conciencia!. ¿Un nuevo colectivo de “pijos ácratas” quizás?.
Nacho Fernández del Castro, 12 de Noviembre de 2012
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