domingo, 4 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 4-11-2012



«Se me encogió el estómago y me pareció que a los demás también, pero fingí no inmutarme, aunque estaba segura de que si me hubieran hecho una foto en aquel momento, en el cliché se hubiera grabado la mueca de sufrimiento que pretendía ser sonrisa.»
(Lidia FALCÓN O'NEILL; Madrid, 13 de diciembre de 1935. Párrafo del Capítulo 3 de Al fin estaba sola, 2007.)
Hacer de tripas corazón... ¿Cuántas veces esa es, precisamente, la única respuesta válida que nos permiten los interrogantes de la vida?.
Reír por no llorar, ponerle al mal tiempo buena cara... Son en suma expresiones distintas, formas diversas de hacer frente al dolor, a la ignominia o a los retos que se presienten, perciben o saben insuperables.
Durante siglos las mujeres concretas (no esa “mujer abstracta” tan frecuente en los discursos académicos y bien pensantes) se vieron condenadas a vivir su vida haciendo de tripas corazón, riendo por no llorar, poniéndole al mal tiempo buena cara... Y ahora otros muchos colectivos de personas concretas (inmigrantes, “currantes” precarizados y desregulados, adolescentes sin futuro, gentes de edad provecta sin fortuna,...) se van sumando a esa situación en los tiempos del oprobio globalizado. Por supuesto, entre ellos hay solapamientos (hay mujeres en todos ellos, la población inmigrante es un banco de pruebas para la progresiva precarización y desregulación laboral, adolescentes sin futuro se verán abocados a trabajos precarios y sin regulación alguna,...), pero, sobre todo, hay un elemento común: la exclusión del poder real (económico) y de sus testaferros políticos (cierto es que entre estos crecen las mujeres, pero lo hacen en representación de esa “mujer abstracta”, resultante de cuotas y transformaciones conductuales que las “homologan funcionalmente”) y voceros mediáticos.
Recuperar y visibilizar la voz de las personas concretas que son víctimas de ese oprobio globalizado es el punto de partida ineludible de toda disidencia y resistencia que pretenda algún efecto... Aunque, claro, por ello, por ir más allá del hacer de tripas corazón o de la puesta de buenas caras a los malos tiempos, será inevitablemente considerada como acción antisistema.
Nacho Fernández del Castro, 4 de Noviembre de 2012

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