viernes, 9 de noviembre de 2012

Pensamiento del Día, 9-11-2012



«Se dio cuenta de lo mucho que echaba de menos todo aquello. Sobre todo ahora, entrando allí del modo que lo hacía, desde fuera. Como un advenedizo. Se descubrió a sí mismo anhelando el sentimiento de pertenencia que tan férreamente te imprimían las paredes de una institución como la universidad.»
 (Cristina CERRADA ORTEGA; Madrid, 28 de marzo de 1970. Alianzas duraderas, 2007.)
Nos sentimos, con frecuencia, constreñidos y menguados por instituciones que, sin embargo, nos van dejando un poso, intangible quizás, de sentimientos de pertenencia... Ese es el caso de la escuela en sentido amplio, desde los parvularios a la universidad.
¿Quién no recuerda momentos de miedo, concreto o difuso, en esas instituciones educativas?, ¿quién no guarda la espinita de mil sensaciones de pérdida de tiempo o de colonización conceptual e ideológica casi insoportable sufridas entre sus paredes?...
Y, sin embargo, ¡que nostalgia nos produce la visión madura de esas paredes o su simple recuerdo!.
Allí fue evolucionando nuestra socialización secundaria, institucional y normativa, sí, pero a ka vez fuimos adquiriendo las habilidades que nos permitieron incorporarnos a grupos, más o menos definidos, de adscripción voluntaria, tan esenciales en cualquier proceso de resocialización crítica.
O sea que, para bien y para mal, la asimilación institucional es clave en la determinación de lo que en cada momento somos... Y se produce con especial fuerza en la escuela. De ahí la pátina de melancolía que, ante nuestra mirada, acaba por cubrir siempre sus muros y paredes.
Nacho Fernández del Castro, 9 de Noviembre de 2012

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