«Aura siguió llorando y con la cabeza embotada
durante unas horas más, luego, acostumbrada como estaba a pensar todo despacio,
empezó a imaginar lo que ocurriría con sus amigos y con toda Roma.»
(Pilar
MOLINA LLORENTE; Madrid, 1943. Aura gris, 2007.)
No están los tiempos para perderlos llorando, mientras se nos embota la
cabeza en una confusión incapaz de
llevarnos a hacer algo...
Dicen
muchas voces cautas que de nada servirá cualquier cosa que se haga o se
intente hacer... Pero lo dicen desde la neurosis
experimental de la sumisión aprendida
desde las enseñanzas de un sistema
basado en la promoción de un consumo para
la insatisfacción permanente, esencial e irresoluble. Lo dicen, en
realidad, como víctimas de una pedagogía
social planificada para la individualización del sujeto, para la ruptura de
sus relaciones auténticas en el micro y
mesocontexto sociales hasta impedirle ver más allá de los efectos
inmediatos de cada acción sobre sí mismo.
La
vida, bajo el capitalismo globalizado,
se torna en carrera consumista hacia la
nada que nos impide pensar, en general, y pensar, en concreto, qué pasa con
quienes teníamos lazos de vecindad o incluso de amistad, qué pasa con nuestro
barrio, con nuestra ciudad, con el mundo entero.
Nacho Fernández del Castro,
20 de Noviembre de 2012
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