«Ésa es otra de las razones para
someter el nuevo paisaje al análisis (…) tradicional: que sea aceptado por el
establishment. No pueden aprender del pop hasta que el Pop entre en las
academias.»
(Denise SCOTT BROWN, nacida Denise Lakofski;
Nkana, Rodesia, 31 de octubre de 1931.
Learning form pop -Aprendiendo
del Pop -, 1971 -2007
para la edición en castellano-.)
Esto,
evidentemente, pasa con el arte.
Pero
también pasa en el ámbito ético-político y
en sus reflejos educativos... La
propia dialéctica existente entre usos sociales, valores, normas y leyes, está sometida al conflicto de fondo entre unas éticas de la resistencia, que derivan y
propugnan modos de vida alternativos
al dominante, y una moral hegemónica, que normativiza e impone ese modo de vida hegemónico. Así sucede, por
ejemplo, con el feminismo, el ecologismo o el interculturalismo frente al modelo
de desarrollo de explotación y consumo, fuertemente dilapidador de recursos, androcéntrico y eurocéntrico... Pero su mismo éxito como éticas de la resistencia hace que la moral hegemónica, derivada y gestora de ese modelo de desarrollo, incorpore elementos más o menos
significativos de sus propuestas al discurso
del poder (en los programas de los partidos políticos, en las líneas de
actuación de los gobiernos, en las instituciones formales del Estado,...) y las
proyecte sobre los currículos educativos
(en forma de educación en valores, educación cívica,...). Pero, en ese mismo
momento, las propuestas alternativas ven desactivada su fuerza transformadora
por dos motivos... Por una parte, pasan a integrar (todo lo parcialmente
que se
quiera) el discurso normalizador de la
moral hegemónica. Y sobre todo, por otra, pierden buena parte de su visibilidad como alternativa crítica al
ser percibidas por la población como parte
de lo dado, parte del discurso del poder formal y parte de la instrucción pública normalizadora.
Nacho Fernández del Castro, 2 de Noviembre de 2012
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